Soul {Peter Hale}

Otra vez

-Liberas a mi padre y te ayudo a vivir-hablé- Parece un buen trato para mí.

-¿Y qué gano yo?

La  miré extrañada.

-Vivir, ganas poder salir viva de este hospital sin que unos lobos rabiosos te destrocen- aclaré con algo de obviedad.

-¿Aún no lo entiendes?-preguntó mirándome como si fuera tonta- Tienes un marido que es igual a mí y no me entiendes.

Apreté los puños, evitando darle un puñetazo.

-Peter no es igual que tú en ningún aspecto.

Soltó una risa irónica.

-No me interesa vivir, me interesa tener poder. No quiero una vida mediocre, quiero ser poderosa.

No había nada más peligroso que alguien malvado en busca de poder.

-Ya aceptaste darme tus poderes por la cura de Cora, tu padre no estaba incluido en el trato.-siguió.

Sin aguantarme más, me lancé sobre ella, agarrándola por el cuello y estrellándola contra un lado del ascensor.

-¿Quieres mis poderes? Está bien, no me van a hacer falta para acabar contigo. Salvaré a mi padre y tú desaparecerás. Da igual lo poderosa que seas una vez que estés muerta.

La solté con asco cuando las puertas del ascensor se abrieron y volví a cargar con Cora.

A lo lejos me pareció escuchar la voz de Stiles, y notando como Jennifer seguía detrás de mí, seguí el sonido.

Llegué y abrí las puertas, encontrándome con las miradas de Scott, Peter, Derek y Stiles.

-Cora- habló Derek quitándomela de los brazos.

-¿Está mejor?-preguntó Peter.

Negué con la cabeza.

-No ha vomitado, aunque no deja de tiritar, y está sudando. Pero Jennifer la salvará una vez que la saquemos de aquí.

Crucé miradas con la mujer, las dos sabíamos que era mentira, y que si salvaba a Cora sería a cambio de mis poderes, pero eso no podían saberlo los demás.

Todos empezaron a discutir si ayudar a Jennifer era una buena idea, pero se vieron interrumpidos cuando una voz conocida salió de los altavoces del hospital.

-¿Podéis prestarme atención? El señor Deucalión, perdón, sólo Deucalión, solicita que llevéis a la señorita Jennifer Blake a recepción. Hacedlo y todos os podréis marchar. Tenéis diez minutos.

-Melissa- susurramos mi hermano y yo, mirando inmediatamente a Scott, quien miró a Jennifer.

-No va a hacerle daño-habló ella.

-Cállate- la interrumpió Derek.

-No lo hará-insistió.-Scott, tú sabes por qué. Diles que es cierto.

-¿Qué quiere decir?-preguntó Derek.

Scott no contestó, pero Jennifer se encargó de hacerlo por él.

-No eres al único que quiere en su manada. Deucalión no solo quiere una manada de alfas, quiere la perfección. Eso significar sumar a sus filas los ejemplares alfa más raros.

-Un alfa verdadero-contestó Peter.

-¿Qué es eso?-preguntó mi hermano.

-Un alfa que no tiene que robar su poder de otro alfa. Un alfa que puede surgir por la fuerza de su propia voluntad.