Azul

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Al principio todo fue igual que las otras veces, sabía que estaba muerta y una oscuridad me rodeaba, no sentía nada.

Esta vez pude escuchar cosas, pero ninguna venía de la realidad.

-¿Estás seguro de que tenemos que atacar ahora?-preguntó un chico joven y bastante fuerte, a su lado había alguien idéntico a él.

-¿Estás cuestionando sus órdenes?-preguntó con una mirada desafiante una mujer que daba miedo.

El chico que había habado negó rápidamente con la cabeza y bajó la mirada.

No sabía dónde estaban, el lugar era oscuro, todas las salidas estaban cerradas y no había ventanas en las que se viera algo claro del exterior, aunque sí notaba que el lugar era bastante grande.

-Tranquilos, no hace falta comenzar una pelea. 

Esa voz, tardé en mirar hacia atrás, de donde venía. 

Cuando por fin lo hice me quedé paralizada, no pensaba que volvería a verle y ahora que le tenía delante sabía que no le vería en una buena situación.

Giré a su alrededor, analizando lo cambiado que estaba. Ya no parecía ser el mismo.

Él dio un paso hacia adelante y se acercó a los otros tres, no presté atención a lo que hablaban, simplemente me quedé mirándolo desde atrás con nostalgia hasta que noté que estaba despertando.

Aunque había problemas, no era como las otras veces, no sentía que de repente volvía a respirar, era todo lo contrarío, era como si volviera el dolor, la garganta se me cerraba haciendo imposible que respirara, sentía muchos frío y no podía moverme, me agaché intentando buscar oxígeno, pero no era posible.

Me dirigí desesperadamente hacia las personas de mi visión, sabiendo que no podían verme y que no estaba con ellos de verdad, conseguí agarrar del brazo a la persona que antes había sido como mi mentor.

-Deucalión-fue lo último que pude decir antes de despertar, aunque me dio tiempo a ver como giraba en mi dirección, como si me hubiera escuchado.

 En cuanto volví a abrir los ojos supe el motivo de todo, Gerard no era tonto, sabía lo que hacía y no quería correr riesgos.

No le bastó con matarme, quería asegurarse de que no saliera. Después del disparo me ató de pies y manos y me tiró al río, que era demasiado profundo como para intentar algo.

Estaba rodeada de agua, no podía moverme, no podía hacer nada. Intentaba gritar, pero era imposible e inútil.

No se me ocurría como salir de allí, estaba entrando en pánico, volvía a sentir como poco a poco me adormecía y mi cuerpo iba perdiendo el control.

Pensé con pánico que estaba destinada a estar así toda mi vida, muriendo ahogada y reviviendo una y otra vez.

Mis pulmones parecían que iban a explotar, mi cabeza dolía demasiado, mi visión era borroso, apenas podía ver la luz de la luna reflejada en el agua, el único color que veía era el azul.

Cerré los ojos sin poder evitarlo, mi mente no paraba de gritar por ayuda sin descanso, esperando un milagro.

Estaba segura de que nada iba a suceder hasta que escuché como alguien se tiraba al agua y nadaba, pero ya había vuelto la oscuridad.

Volví a despertar sin visiones o sensaciones extrañas, simplemente sentí que podía volver a respirar, expulsé rápidamente el agua de mi cuerpo y abrí en cuanto pude los ojos, que tardaron un tiempo en adaptarse. 

Soul {Peter Hale}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora