Derek Hale (Presente)

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Garras, sangre, tierra, dolor, dientes, más dolor y de repente...Él.

Estaba sentado en una silla, en una habitación de hospital, con una enfermera a su lado hablándole, tenía la cara quemada, estaba muy cambiado desde la última vez que le vi, ni siquiera sabía como le había reconocido.

Quise acercarme a él pero antes de poder tocarle cambió todo, ahora estaba en el instituto, había mucha gente, pero yo solo podía ver dos personas, mi hermano y su mejor amigo, hacía años que no veía a ninguno de los dos y estaban muy cambiados.

-Tenemos que ir a verla, nos podría decir algo sobre Derek y su familia, vistes el anuario, eran amigos.

-Ella se fue, nos abandonó, está bastante claro que no quiere vernos.

Escuchar a mi hermano decir eso era duro, no habían dicho mi nombre, pero estaba bastante claro que hablaban de mí.

-Le sacaremos información y nos iremos, no tienes ni que hablar con ella, lo haré yo. Es nuestra oportunidad de saber algo de una vez.

Mi hermano asintió no muy convencido y los dos se fueron a sus clases.

Desperté en mi cama, inquieta, como siempre que tenía ese tipo de sueños, sin saber qué hacer o donde ir a pesar de tener que trabajar

Escuché un ruido que me asustó, hasta que me di cuenta de que era la puerta de mi habitación, estaban llamando.

-Pasa-dije lo suficientemente alto para que la persona de fuera me escuchara.

Entró a mi habitación una de las compañeras de piso, Helen, una chica alta, con el pelo rizado y negro, medio dormida.

-¿Podrías apagar el despertador?-me pidió con su usual amabilidad, era una de las personas más amables que había conocido en mi vida.

Miré el despertador, y de repente el sonido me llegó por primera vez, como si acabara de empezar a sonar y no llevara ya dos minutos, lo apagué enseguida.

-¿Estás bien?- me preguntó Helen que tuvo que notar lo distraída que estaba, yo solo asentí y ella decidió no hacer más preguntas, era un pacto no hablado, yo no le hablaba a ella cuando estaba agobiada por algún problema en el trabajo y ella no me hablaba a mí los días que me despertaba como si acabara de venir de otro mundo.

Decidí meterme en la ducha para despejarme, para dejar de pensar en la posible visita que recibiría hoy, y en el cómo sabía que recibiría visita.

Me vestí con el uniforme de trabajo, ahora mismo trabajaba en una cafetería, tenía estudios universitarios, pero encontrar un trabajo acorde con mis estudios al parecer no era tan fácil.

Salí del departamento, me despedí de mis otras dos compañeras, que tenían el día libre.

Cuando bajé los tres pisos y llegué a la calle vi a Helen esperándome en el coche, ella a diferencia de mí conducía y se tomaba la molestia de llevarme con ella y acercarme al trabajo.

Me metí en el coche y cerré la puerta, demasiado fuerte quizá.

El viaje fue silencioso, igual que las horas en el trabajo, a pesar de que el restaurante estaba lleno no  era capaz de concentrarme, por suerte realicé mi trabajo con normalidad y los clientes no lo notaron.

Rellené mi última taza de café del día y me dirigí a la barra, para colocar todo antes de irme, pero me distraje pensando.

-Hey, Cassie, nuestro turno ya ha acabado, no creo que quieras quedarte horas extras.

Soul {Peter Hale}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora