Abrazos(Pasado)

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Habían pasado unas semana desde que me había hecho esa promesa y no le había vuelto a ver, cuando iba a casa de Derek, él no estaba, últimamente tenía muchos recados que hacer.

Derek y Paige ya eran pareja, cuando me lo confirmaron planeé hacer una fiesta, pero no me dejaron.

Era un tarde fría cuando decidí ir a casa del hombre lobo, necesitaba distraerme con algo, mi madre estaba internada en el hospital y había empeorado, el médico no quiso decirlo delante de Stiles y mío, pero no había posibilidades de que se curara.

Mi caminar era pesado, hacía un frío horrible y parecía que el viento era capaz de echarte hacia atrás.

Cuando por fin llegué a la casa nadie contestó, me alejé un poco, intentando ver si alguna ventana estaba abierta y lo único que pasaba es que no había llamado lo suficientemente fuerte, pero no era el caso.

Volví al porche, y llamé de nuevo con poca esperanza, lo único que escuché fue el silencio.

La realidad me golpeó como un puñetazo, mi madre se estaba muriendo, Paige y Derek ya no iban a estar tanto conmigo como antes, mi padre estaba cada vez más cansado y deprimido y mi hermano...Stiles estará destrozado cuando...

Sin saberlo me había puesto a llorar, no lo había hecho cuando le diagnosticaron esa enfermedad a mi madre, y no lo solía hacer nunca, pero había sobrepasado mis límites.

Me senté durante un rato en las escaleras de porche y cuando decidí levantarme e irme escuché la puerta abrirse detrás de mí, me giré y le vi.

Seguramente tendría los ojos y la nariz roja, no me importó, me quedé mirándole igual que él a mí, como nos pasaba casi siempre que nos veíamos.

-Supongo que Derek no está en casa-mi voz salió más temblorosa de lo que quería.

No contestó solo le vi andando hacia mí, tuve el impulso de echarme hacia atrás, pero no lo hice, y dejé que me abrazara.

No sé cuánto estuvimos así, pero fue tranquilizador.

Cuando rompió el abrazo me invitó a pasar, no había nadie en la casa, así que estuvimos los dos solos durante horas. Podía parecer un chico frío, pero yo sabía que en el fondo podía ser agradable.

*****
Llegué a mi casa por la noche después de haber pasado una tarde entera riéndome a causa del idiota que cada vez me gustaba más.

La casa estaba oscura, salvo por la tenue luz que salía del televisor del salón, que estaba siendo utilizada por mi hermano.

-Hey, ¿qué haces, enano?

Un pequeño Stiles de diez años se giró hacia mí.

-Viendo una peli, ¿te apuntas?

Stiles me hizo un hueco en el sofá, me acomodé y vi la película, era una de naves espaciales que le gustaban a él.

Noté su mirada en mí durante un rato, hasta que cansada le pregunté que le pasaba.

-¿Has estado llorando por mamá?

Sabía que el niño era inteligente, pero no pensaba que tanto.

-Puede...

-Seguro que se cura, se tiene que curar, ¿verdad?

Los dos sabíamos las verdad, pero él tenía esperanza.

-Pase lo que pase, yo estaré siempre.

-¿Lo prometes?

No sabía si podría cumplir eso, pero sabía que lo intentaría con mi vida.

-Pues claro, eres a quien más me gusta molestar.

Él rió, parecía más tranquilo.

-¿Tienes novio?

Esa pregunta me pilló de imprevisto, ¿de dónde sacaba esas deducciones?, a parte de que la cara que me puso era de asco.

-Hueles a colonia de chico.

Ah, así que era eso.

-No, de momento no.

-¿Eso significa que lo tendrás dentro de poco?

-¿Qué tal con Lydia?

Intenté cambiar de tema y...funcionó.

-Bien, voy avanzando, he ideado un plan de diez años.

Intenté no reírme de su ocurrencia, pero me era difícil. Stiles era un niño bastante especial.

Le acerqué a mí y le abracé, así estuvimos toda la noche mientras veíamos un maratón de Stars wars.

Soul {Peter Hale}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora