Deucalión

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Mi segunda clase del día por fin había terminado, los chicos los lunes eran mucho más pesados, tenían ganas de que acabara incluso antes de empezar la clase, y no les culpaba, yo esperaba lo mismo.

En cuanto el ruido del timbre terminó escuché unas sirenas sonar, eran de la policía.

Me asomé a la ventana de la clase, vi los coches ir rápidamente hacia la parte del bosque donde el entrenador mandaba a los estudiantes a correr.

Recordé que mi hermano tenía clase con él hoy a esta hora y sin pararme a pensar me giré para agarrar mi móvil y llamarle, pero me tuve que detener antes de hacer cualquier cosa.

Estaban Derek y Cora en el apartamento de alfa, peleaban entre sí hasta que se vieron interrumpidos por alguien, uno de la manada de Deucalión.

Cora se lanzó hacia él, pero fue placada rápidamente, otra persona entró, era la mujer que había visto en otras ocasiones, esta vez se lanzó hacia Derek, con quien peleó, aunque este salió perdiendo.

Me obligué a salir de la visión, si eso iba a pasar necesitaba llegar allí deprisa.

Agarré mi bolso, donde tenía la daga que Deucalión me regaló y un par de armas más.

Corrí lo más rápido que pude hasta que llegué al piso, me preocupé al ver desde las escaleras la puerta abierta, pero no me paré hasta que entré. En ese momento me paralicé en la entrada al ver a Cora retenida por uno de los lobos y a Derek con una barra de metal atravesándole desde la espalda al estómago. La barra estaba siendo sujeta por la mujer que daba miedo.

Pero no fue todo eso lo que me dejó paralizada, fue ver a Deucalión, de nuevo.

Los otros dos lobos me miraron, pero él no, como si no me notara, cosa que extrañó a sus dos miembros de la manada.

-Charlemos-dijo Deucalión dirigiéndose a Derek.

La mujer iba a decirle algo, seguramente avisarle de mi presencia, pero me adelanté.

-Claro, lo estoy deseando.-Deucalión giró lentamente la cabeza hacia mí, pude notar durante unos segundos una pequeña sonrisa formarse en sus labios antes de que volviera a su actitud relajada de siempre-No tenías que hacer todo esto, con una carta te hubiera visitado igual.

A los otros dos no les hizo tanta gracia mi presencia, ya que me miraron y sacaron sus colmillos, gruñéndome.

El lobo que tenía sujeta a Cora la agarró y la lanzó por lo aires, golpeando fuertemente la pared y dejándola fuera de juego.

Sabía que iba a lanzarse contra mí, no me daría tiempo a sacar la daga que le mataría al instante, así que tenía que entretenerle lo suficiente hasta que me diera tiempo a sacarla. Aunque igualmente no le mataría, eso sería condenar a Derek a manos de la mujer descalza.

Como predije el lobo se lanzó hacia mí, lo que fue fácil de esquivar, aunque no le gustó y sin perder el tiempo se giró y sacó sus garras, conseguí salir ilesa por pocos centímetros chocando con la pared, pero no me fijé en eso, tenía que empezar a atacar.

Sin esperar a que volviera a su postura original le agarré del brazo con el que casi me alcanza, tiré de él y conseguí que su cabeza diera contra el muro, provocándole una herida.

Sin duda eso le había enfadado muchísimo, incluso escuché a la mujer aullar de rabia de fondo.

Saqué  la daga y antes de que se pudiera recuperar del todo me lancé hacia él, le di una patada en el pecho, su espalda chocó contra la pared fuertemente lo que provocó que cayera al suelo. 

Soul {Peter Hale}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora