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C A P Í T U L O 16
HEATHER LEVANDER
El silencio que se formó en el lugar fue incómodo, tuve que levantar la mirada para que mis ojos pudieran permanecer fijos en Derek, mis brazos se quedaron cruzados en lo que mi mano apretó la piel de mi brazo con disimulo para controlar los nervios. Mi espalda quedó recargada contra la pared de su habitación, él se encontraba a una corta distancia de mí.
Lo mejor en esos momentos era que me quedara callada hasta que él dijera lo que sucedía. Relamí mis labios, inquieta. Derek se veía demasiado serio y, cuando eso sucedía, normalmente no significaba nada bueno.
Seguí estrujando la piel de mi brazo desnudo para luego morder mi labio inferior.
—Creo que ya no deberíamos estar juntos —lanzó de repente, tomándome por sorpresa. Lo vi entreabrir sus labios para que yo dijera algo al respecto; sin embargo, decidí que lo mejor era continuar callada hasta que lograra encontrar una respuesta coherente. Mis ojos comenzaron a desechar algunas lágrimas que se quedaban pendientes del borde de ellos, así esperando que se acumularan las suficientes para caer. Cuando el chico intentó acariciar mi mejilla, me alejé. A ese paso, la pared y yo nos convertiríamos en uno mismo—. Hez, por favor...
La súplica en su voz era evidente y sabía perfectamente lo que me estaba pidiendo con esa última oración que salió de sus labios pálidos y sutiles.
Por favor, no exageres. Deja de ser así.
Cuando volvió a intentar tocar mi rostro, repetí la acción de alejarme al tiempo que le di un rápido golpe a su mano para que la bajara y me dejara en paz. Aunque mis ojos no creían demasiado lo que veían, él adquirió una mueca de dolor al darse cuenta de que no quería que me tocara, al percatarse de que, una vez más, él era el único culpable de que estuviera llorando.
Me quedé estática en lo que mi cerebro procesó lo que estaba sucediendo, en lo que mis piernas se estabilizaron y mis manos dejaron de temblar. En el momento que cerré los ojos suavemente, un trazo de lágrimas recorrió mi mejilla derecha hasta marcar su camino por mi cuello. No me molesté en limpiarlas. Sorbí por la nariz, mis labios aún no eran capaces de unirse y la saliva había quedado en el olvido.
—Aún podemos intentarlo... Quizás funcione —murmuré, mi voz siendo un hilo quebradizo que apenas y lograba salir; tenía el corazón en medio de un nudo localizado en el centro de mi garganta. Las lágrimas continuaron brotando de mis ojos sin siquiera darme cuenta de ello—. Leí... Leí que varias relaciones siguen juntos después de una infidelidad e incluso puede mejorar la relación. Quizás puede funcionar. Quizás sí lo intentamos...
Observé cada acción y gesto del chico tras unos segundos en los que él sólo callaba. Cuando se armó del valor suficiente para bajar la mirada y mover la cabeza en negativa con el lamento emanando de cada zona de su cuerpo, mis piernas flaquearon, me quedé sin aliento, mi pecho se comprimió hasta el punto en el que sentí algo dentro de mí retorcerse.
Me vi obligada a recargar mi espalda completamente contra la pared en lo que mi mano mantuvo mi peso al sostenerse del borde del escritorio de madera oscura. En una ráfaga, recordé cualquier cosa que fui capaz de almacenar dentro de mi mente durante los años en los que estuve con Derek, como un fotomontaje de los sentimientos que una vez me tuvo y de los que yo me quería convencer que aún permanecían ahí.
Estaba segura de que era más que certero que todavía existía la más mínima gota de los sentimientos que llegó a tener por mí, sólo quería oír eso. Por muy egoísta que fuera, necesitaba escuchar que yo era la única persona a la que de verdad quería.
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El sol, las estrellas y tú
Подростковая литература"Éramos una perfecta combinación de nuestros miedos más hermosos y nuestras peores fantasías." BORRADOR ✺ FERNANDA ARCURI ✺ 2 0 2 0