El sol, las estrellas y tú

Capítulo 18

❖❖❖

C A P Í T U L O 18

HEATHER

La goma del lápiz golpeó repetidas veces contra el escritorio de madera blanca, llevé mi mano hacia mi sien antes de sobarla en círculos y revolver mi cabello por la frustración. Lancé un gruñido al aire. Plan vocacional, ¿para qué mierda necesitaban que llenara eso?

No era capaz de contestar ni una sola de las preguntas que se presentaban en la hoja de papel. A decir verdad, eran sencillas. Sólo tenías que hablar paso por paso de lo que querías estudiar, por qué, para qué y cómo lograrías tus objetivos, entre otros aspectos. Era sencillo... para alguien que hubiese tenido la más mínima idea de lo que quería hacer.

Las ideas no llegaban a mi cerebro y estaba a contra reloj. Se suponía que debía haber entregado ese plan vocacional en la clase de orientación, sin embargo, dieron la oportunidad de que algunos lo entregaran al día siguiente a primera hora en la sala de profesores.

Sujeté mi pelo en una coleta alta antes de exhalar con cansancio y comenzar a escribir lo primero que me llegara a la mente, aunque no fuera lo que quisiera estudiar. Busqué en la laptop lo necesario para hacerlo ver lo más convincente posible, como si el derecho fuera mi carrera predilecta.

☆*ﾟ ゜ﾟ*☆*ﾟ ゜ﾟ*☆*ﾟ゜ﾟ

Abracé mis rodillas contra mi pecho, mi cabeza quedó recargada contra el pilar de concreto y leves rayos de sol enrojecieron mi rostro en cuanto comenzaron a golpear mi cara hasta obligarme a entrecerrar los ojos. Tuve cuidado de acomodar la falda escolar de la mejor manera para que no se pudiera ver nada más allá de mis medias y luego empecé a mirar fijamente la calle con la esperanza de ver el auto de mi madre.

Odiaba que no confiara en mí para llevar el auto al colegio a menos de que tuviera que cumplir con su larga lista de pendientes.

Entre mi aburrimiento, saqué de nuevo la hoja de papel que llené la noche anterior y mis ojos bailaron en ella hasta terminar de leer cada mentira plasmada entre las líneas negras. Gruñí al recordar que aún lo llevaba conmigo cuando, en teoría, debía estar en una pila de papel desperdiciado entre los brazos de algún profesor.

La realidad era que no me había atrevido a dejar el papel con mi profesora. Todo lo que estaba pensando se concretaba en creer que no quería que cuestionara ninguna de mis respuestas, sin embargo, en el fondo sabía que quería que se diera cuenta de que estaba mintiendo y que se interesara lo suficiente en mí como para hablar conmigo. Pero no. No lo hizo. Sólo sonrió con orgullo y dijo que sería bueno tener una exalumna abogada. No respondí nada y dije que debía ir al baño, claro, llevé el plan vocacional conmigo y debatí si tirarlo por el excusado o si sólo debía quedármelo.

Al final formé una bola de papel con él y la guardé en el bolsillo de la falda.

—¿Por qué sigues aquí? —Aquella voz me sacó de mis propios pensamientos al tiempo que me hizo dar un respingo al escucharle de la nada. Volteé hacia el lugar del que provenía la voz y así me encontré al chico de ojos extraños. Revolvió su cabello marrón por un segundo antes de suspirar y acuclillarse para quedar a mi par sin tener que sentarse en el suelo—. Las clases terminaron hace más de una hora.

Di una respiración profunda antes de hacer un movimiento exagerado con mis brazos para señalar todos los carros a mi alrededor.