❖❖❖C A P Í T U L O 1
"¿Crees que un montón de regalos pueden hacerme sentir mejor?"
HEATHER LEVANDER
Nueva York, Manhattan.Los espejos nunca habían sido mis amigos; era exasperante verme en un pedazo de cristal para darle el poder de hacerme querer cambiar cada parte de mi cuerpo. No me gustaba despertar cada mañana y que ver mi reflejo fuera lo primero que hiciera para corroborar si luciría más delgada que el día anterior.
Me miré en él una vez más, analizando cada una de las partes de mi cuerpo. Tenía los ojos de mi padre, de eso estaba más que segura. Eran grises. De un color tan claro que casi eran incoloros. Mi madre tenía bonitos ojos de un color azulado, estaba cerca de parecerse a los míos. Pero gracias a las fotos que veía siempre al llegar a casa, tenía claro que mis ojos eran iguales a los de mi padre. Eso era algo de lo que me enorgullecía.
Llevé mi mano hasta mi pómulo que lucía más afilado que la semana pasada, luego transporté mis dedos hasta mis labios resecos hasta arrancar los pequeños pellejos que me causaban tanta ansiedad. Limpié la poca sangre que salió de mi labio inferior con un cuadrito del papel higiénico.
Acomodé el mechón de pelo que se salió de su lugar y practiqué la sonrisa que presentaría ante los demás cuando alguno de los invitados me preguntara cómo estaba, luego alisé la falda del vestido.
—Por lo menos intenta lucir contenta.
Una chica de pelo rubio se aproximó a mí con su vaso de champaña en la mano. Ella me dedicó una sonrisa divertida.
—Todos allá afuera están emocionados por hablar contigo. Te han traído flores y regalos. Pareces una estrella de rock —se burló ella, después me dedicó la sonrisa cálida que siempre me tranquilizaba cuando lo necesitaba—. Si no quieres los regalos, siempre puedes regalármelos a mí sin ningún problema. Estoy segura de que ellos lo entenderían.
Se iban a llevar una tremenda decepción cuando descubrieran que no tengo nada interesante de qué hablar.
Me giré hacia ella con los brazos cruzados mientras que mi cerebro buscaba una respuesta ante su proposición. Victoria se encargó de repasar sus labios con lápiz labial rojo.
—Haremos un trato: yo te doy todo lo que te guste de esos regalos si tú me consigues una copa de champaña. —Me moría por conseguir algo que tuviera el más mínimo porcentaje de alcohol, el único problema era que mi madre me prohibía que siquiera mirara con ojos deseosos a todas las copas de vino tinto y champaña que los meseros transportaban en sus bandejas. Sonreí para convencer a mi amiga—. ¿Tenemos un trato?
Ella me miró, incrédula.
—Tú quieres que tu mamá me asesine, ¿no? Porque si ella ve que te di algo de beber de contrabando, me rebana en cachitos y me quema en su chimenea.
Si algo le gustaba hacer a mi amiga, además de exagerar las situaciones, era sacar referencias de sus películas preferidas de todos los tiempos. En este caso, había utilizado el rumor que se esparció en el lugar donde vivía Allan Parrish por su desaparecimiento. Aquel era el personaje principal de la película Jumanji, Via —desde tiempos remotos— tuvo un enamoramiento por el niño que lo interpretaba.
—No seas tan exagerada —reí.
—Conozco a tu madre. Créeme, no estoy exagerando —aseguró con las cejas arqueadas. Estaba en lo correcto. Mi mamá era una fiera cuando se trataba de las cosas que me hacían bien y las que no, y era capaz de desgarrarte las cuerdas vocales con sus manos si contradecías lo que ella quería para sus hijos; la entendía un poco, después de todo, le temía perder a uno de sus hijos—. Todos están esperando a hablar contigo y tu maravillosa aventura en el hospital.
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El sol, las estrellas y tú
Teen Fiction"Éramos una perfecta combinación de nuestros miedos más hermosos y nuestras peores fantasías." BORRADOR ✺ FERNANDA ARCURI ✺ 2 0 2 0