Capítulo 1
Caminaba por los pasillos del instituto con la vista hacia el suelo, aferraba los libros contra mi pecho como si en cualquier momento les fueran a salir alas y salieron volando lejos de mí. Era el primer día, odiaba el primer día y aún más porque era nueva, ser nueva es como abrirle una puerta a los demás para que me encasillen a su gusto; sentia sus miradas sobre mí, casi como una presa a punto de ser capturada, es realmente repugnante. Caminé hacia mi casillero para dejar algunos de mis libros, todo esto, intentando ignorar sus miradas, busqué mi horario para saber qué clase me tocaba.
— Historia – dije en un susurro haciendo una mueca de disgusto.
— Yo también odio historia — comento una vocecita a mi lado
Voltee a verla, era una chica castaña, casi mona, como de mi estatura, tenía los ojos verdes, eso fue lo primero que note, ya que eran bastante claros y me observaban con cautela esperando una respuesta de mi parte.
— Si, no le veo el sentido — comente sonriendo, para no pasar por grosera
—Mi nombre es Abbie, Abigail de hecho, pero me dicen Abbie — comento un poco tímida
— Polly — dije dándole una pequeña sonrisa fingida.
El timbre sonó seguido de mi voz, ambas cerramos los casilleros y nos miramos en un pequeño momento de incomodidad.
— Es arriba en el segundo piso, las clases del profesor Evans siempre han sido en el mismo salón — comento la chica acomodando su maleta, le sonrei en agradecimiento y luego vi cómo se alejaba.
El día pasaba con lentitud, se sentia casi eterno, llego la hora del almuerzo y lo último que deseaba era tener que entrar a la cafetería, por suerte no tenía demasiada hambre así que decidí ir al campo de futbol y sentarme en las gradas, por fin un rato con mi usual soledad, aunque... desgraciadamente no duro mucho, al parecer el equipo tenía entrenamiento, así que mi quietud fue interrumpida por los gritos del entrenador y bastantes balbuceos por los chicos del equipo.
En un intento de ignorar todo lo que pasaba a mi alrededor, saque la libreta de mi bolso, acerque mis piernas a mi pecho para tenerlas de apoyo y simplemente comencé a dibujar. Después de un rato sentí una mirada sobre mi persona, levante la vista de mi libreta y note que tres escalones abajo se habían sentado dos chicos, uno de ellos me miraba fijamente mientras asentía sobre algo que el otro le contaba.
Fruncí el ceño ya que empezaba a sentirme un poco incomoda, su vista iba de mi hacia su amigo una y otra vez, cansada por la situación y bastante incomoda, tome mis cosas, camine unos metros hacia el lado contrario a ellos, baje los escalones y me fui del lugar. Para ser sincera no me parecía extraña la situación, es decir soy nueva, todas las miradas se fijaban en mi por ese simple hecho, pero, aunque no fuera extraño, eso no significaba que fuera menos incómodo.
Después de unas horas, la escuela por fin había finalizado, no quería llegar a casa así que decidí caminar un rato sin rumbo fijo. Luego de un largo camino, encontré una tienda de cosas antiguas, me causo tanta curiosidad que decidí entrar a ver, de pronto de pura casualidad encuentre algo que me llame la atención. Desde hace mucho soy fan de las cosas antiguas, me gusta coleccionarlas, especialmente si tenían que ver con algo sobre la música, ya sean vinilos, poster, casets o lo que fuera.
Al entrar visualice a un señor de edad detrás de un mostrador, leía u libro del cual no alcanzaba a leer su nombre, el lugar era un poco pequeño y como todo dentro de él, era viejo. Comencé a observar las vitrinas y los estantes uno por uno, después de un rato por fin encontré algo que me gustaba.
— ¿Cuánto por el discman? —pregunte
— 300 — dijo sin despegar la vista de su libro
— ¿es broma? — pregunte sarcástica
— ¿acaso me estoy riendo? — dijo mirándome
— Nadie pagaría tanto por tampoco— comente
— La puerta está abierta, nadie la obliga a pagar
Fruncí el ceño bastante molesta por su actitud ¿Qué mierda le pasaba? Se que no estoy con mis mejores pintas, pero tampoco me veo como una ladrona en potencia; para evitarme problemas agarre con fuerza mi mochila y me dirigí a la salida, sin embargo, antes de cruzar la puerta el señor me detuvo.
— Espere niña, déjeme ver su mochila
— ¿es enserio? — me voltee hacia el señor, con indignación y enojo
— Que me deje ver su mochila
— ¡NO! – me crucé de brazos y di dos pasos hacia atrás.
— No me haga llamar a la policía — amenazo acercándose a mi
— No le tengo miedo a sus amenazas, hágalo bien pueda — comente con seriedad y frialdad en mi tono — igual el que nada debe, nada teme y yo no he hecho absolutamente nada – el hombre me miro con desprecio para luego bufar ruidosamente.
— Lárguese de mi tienda y no la quiero volver a ver acá o enserio sufrirá las consecuencias.
— ni que fuera Gucci para querer volver — dije sin más y Sali del lugar lo más rápido que pude.
Maldito viejo, puedo ser cualquier cosa en esta vida, pero jamás una ladrona. Después de caminar por un buen rato por fin llegué a casa, las luces estaban encendidas, lo que significaba que todos ya estaban dentro, abrí la puerta cuidando de no hacer ni el más mínimo ruido, al fondo del lugar se escuchaba a mi madre discutiendo con mi hermana y, por otro lado, escuchaba el insoportable ruido del televisor con lo que parecía ser una película de acción, subí las escaleras corriendo para que nadie notara mi presencia, entre a mi habitación, cerré la puerta y me tire boca abajo sobre la cama, aún seguía con el coraje por lo que había pasado en la tienda de antigüedades, como era posible que la gente fuera así de inepta.
— Agg idiota— dije en voz baja, me levante y me mire al espejo de pies a cabeza ¿no me veía tan mal o sí?
Los gritos de mi hermana y de mi madre se habían vuelto más presentes, a pesar de todo el ruido de la casa, estando en ella me sentia realmente sola, aun mas sola de lo normal. Sin pensarlo dos veces, me levanté de la cama y metí la mano debajo de ella, para sacar mi valiosa caja. En ella había diferentes cosas, como discos viejos, un collar que la abuela me había regalado de pequeña y algunas fotografías que tenía con mi padre, básicamente, en ella estaban mis objetos más preciados. Abrí una de las cajas de CDs y saqué la pequeña bolsita con polvo blanco "me lo merecía" pensé.
— Hola, vieja amiga — dije observando la pequeña bolsita
Regué un poco de ella sobre el escritorio la acomode con una pequeña tarjeta que tenía y la inhale por completo, me sacudí un poco cuando sentí el ardor, pero luego respire con satisfacción, después de algunos minutos empecé a sentir su efecto, puse un poco de música y comencé a bailar... Podía sentir la música en cada rincón de mi cuerpo, era como si las ondas del sonido viajaran por el aire y chocaran contra mi haciéndome vibrar, oía todo, veía todo y sentia todo, hasta el ligero rose del aire que entraba por la ventana. Me sentia eufórica, única.
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Estaré publicado todos los lunes un capítulo, espero les guste esta historia de la misma forma que a mi me ha gustado escribirla
Con amor, H
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Hola, Blanca ✔️(completá)
Fiksi RemajaTodas la vidas son imprecisas e imperfectas, todos somos regidos por nuestro pasado presente y por los pensamientos de lo que será nuestro futuro. somo seres hechos de pequeños fragmentos de lo que nos dejan las personas que conocemos, de nuestras c...