Final

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Unos 3 años después...

En un aeródromo militar, a las afueras de Tokio, Shoto Todoroki se encuentra de brazos cruzados apoyado en la parte delantera de su coche. Observa su carísimo reloj, regalo de compromiso de su ahora mujer Momo Yaoyorozu, y chasquea la lengua. El avión al que espera, llega tarde. Decide encenderse un cigarrillo. Aunque hace tiempo que ha dejado de fumar sigue conservando la manía o costumbre de llevar consigo un paquete de "emergencia", como él suele llamarlo. Justo antes de encenderlo, el militar que lo acompaña le hace señas para indicarle que el avión está a punto de aterrizar, señalando con el dedo el cielo, donde se puede ver el imponente pájaro de hierro aproximarse. El bicolor guarda de nuevo el cigarrillo en el bolsillo interior de su americana negra.

Una vez el avión ha aterrizado, la parte trasera del gran artefacto militar se abre dejando ver una rampa de la cual desciende un joven rubio cenizo con gafas de sol oscuras, vestido con un pantalón de corte chino color mostaza y una camisa azul marino con varios botones abiertos y las mangas remangadas, y cargando sobre su hombro derecho una pequeña bolsa de equipaje.

Katsuki – chasquea la lengua - ¿Qué haces aquí? – pregunta molesto mirando a Todoroki - ¿Por qué no está el Pelos de Mierda o mi mujer?

Shoto – Si prefieres puedes volver andando – dice en su tono neutro mientras se encamina a la puerta de piloto de su coche.

Katsuki – Lo que sea – dice antes de tirar su equipaje en la parte de atrás de coche – Tienes una cara de mierda, Mitad y Mitad – dice bajándose un poco las gafas y mirando a su amigo por encima del techo del coche - ¿Cuánto hace que no duermes?

Shoto – A los gemelos les están saliendo los dientes – dice metiéndose en el coche – Es el infierno.

Bakugou solo se ríe por lo bajo ante la situación y la descripción de Todoroki de su "infierno". Se recuesta exhausto en el asiento del Mercedes del bicolor, echando su cabeza hacia atrás y frotándose los ojos por el cansancio. El coche del heterocromático ahora huele a colonia para bebé, en el asiento de atrás hay desperdigados algunos juguetes y peluches de sus hijos, además de una bolsa con pañales y mudas limpias.

Shoto – Y ¿Qué tal por Australia? – dice empezando a conducir para salir del recinto militar.

Katsuki – Aburrido – se resigna estirando los brazos – No sé porque necesitaban a uno de los símbolos allí abajo, los supuestos villanos no son más que simples rateros de poca monta.

Shoto – Mejor – sentencia.

Katsuki – Si alguien no hubiera pedido el permiso de paternidad... - dice con sarcasmo mirando a su acompañante – No tendría que haber ido yo.

Shoto – Salvado por dos mocosos llorones – dice con una sonrisa – Pero sabes que no podía perderme ver crecer a los enanos, y mucho menos dejar a Momo sola con los dos.

Katsuki – Ya, ya... - dice haciendo gestos con la mano – Y yo sí puedo pasarme 2 meses sin ver a mi mujer, ¿no? Por lo menos el reencuentro va a ser grandioso – dice con una sonrisa pícara.

Shoto – Siento cortarte las alas de tu reencuentro con Uraraka, pero los demás te están montando una fiesta de bienvenida en tu casa.

Katsuki – Jodidos extras – dice cruzándose de brazos indignado, pero con una pequeña sonrisa por el gesto de sus amigos.

El viaje hasta la casa del explosivo duró aproximadamente una hora, en la que Shoto y Katsuki se pusieron al día de lo acontecido durante los dos meses de ausencia del héroe número 2, las maniobras que llevó a cabo Bakugou en Australia o las clases que tuvo que dar en la academia de Sidney para futuros héroes. Era una charla animada entre amigos.

Tren ExplosivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora