Tren Explosivo

El Test (parte 2)

Uraraka estaba tardando demasiado en el baño y Bakugou empezaba a preocuparse. Cada dos minutos comprobaba su reloj y miraba en dirección a las escaleras por donde se había ido corriendo su novia rumbo al cuarto de baño del piso de arriba. Su madre no paraba de recriminarle que aquella chica era demasiado buena para él, que tenía una suerte inmensa de que ella lo soportase, pero la frase que colmó su poca paciencia fue "Ella se merece algo mejor". Sabía de sobra que la vieja bruja soltaba aquellas perlas solo para molestarlo, no por qué lo pensase de verdad, pero aun así, aquella mierda de frase le molestó como si le dieran un puñetazo en las costillas. El cenizo se levantó del sofá y fue en busca de la castaña.

Caminó con las manos dentro de los bolsillos rumbo al baño, la maldita frase de su madre seguía retumbando en su cabeza. "Ella se merece algo mejor... Pero yo soy el mejor, ¿por qué mierda me incomoda tanto esa frase?" pensaba mientras se dirigía al encuentro de Uraraka. Dio unos ligeros golpes a la puerta antes de abrirla. La vieja bruja había inutilizado el pasador de la puerta cuando él era adolescente, según ella "para evitar que te encierres a pajearte" le había dicho entre risas.

La cara de Bakugou palideció de inmediato al ver aquel trocito de plástico sobre el lavadero. En una fracción de segundo media vida le pasó ante los ojos. Lo primero que recordó fue la primera vez que había visto uno de esos malditos tests. Él solo tenía 16 años y se encontraba en los baños de chicas del gimnasio en el que tenían las clases de recuperación para la licencia provisional, esperando a que Camie acabará de mear en el palito. No hacía ni un mes que habían empezado a salir en secreto. La rubia era la primera chica con la que había tenido sexo, y aunque habían tomado precauciones, allí se encontraba, dando vueltas de un lado a otro esperando a que Camie saliese con el resultado. Por suerte era negativo, pero aquel susto hizo que Bakugou diera por terminada la relación y que no volviera a interesarse por una chica en muchos meses. Su sorpresa fue darse cuenta de que la rubia no se había asustado tanto como él, pues antes conseguir finalmente la licencia, la había pillado en las duchas con el maldito bastardo Mitad y Mitad.

Como si fuese un pase de diapositivas, las caras de las chicas con las que se había acostado pasaron ante sus ojos. No recordaba el nombre de la mayoría, pero veía sus rostros. Finalmente apareció el último recuerdo relacionado con aquel maldito test. Había sido unos meses atrás, cuando, sin querer, se había tropezado con Jiro saliendo del baño del piso de abajo. Kaminari estaba en el trabajo y Bakugou entrenaba con Kirishima en el gimnasio, pero la pelea se había ido de madre, y el pelirrojo lo había golpeado con fuerza haciéndolo escupir sangre, así que decidió ir al baño a enjuagarse la boca y cerciorarse de que no tenía ningún diente roto. Del baño salía la chica de pelo corto, sujetando el trozo de plástico con dos rayas rosas en su mano, parecía un zombie, quizás por el shock de descubrir que estaba embarazada. Bakugou y Jiro chocaron, y el test de embarazo cayó al suelo, ambos se arrodillaron para cogerlo, pero el explosivo fue más rápido. No dijo nada, solo miró a la chica y sonrió, Jiro lo abrazó con fuerza. Así es, Bakugou fue el primero en enterarse de que Kaminari iba a ser padre, pero no dijo nada hasta que la pareja lo anunció públicamente, aunque en secreto, se preocupaba por Jiro y hablaba con ella siempre que estaban a solas.

Demasiadas cosas pasaron por la mente de Bakugou en esa fracción de segundo y aun así no dejaba de mirar atónito el test. Uraraka pudo notar como a su novio le estaba cortocircuitando el cerebro y era incapaz de saber qué era lo que pasaba por la mente del cenizo. Así que se decidió a hablarle.

Ochaco – Katsuki... - dijo en voz baja e intentando acercarse.

Katsuki - ¿Eso es...? – no era capaz de armar una frase completa - ¿Estás...?

Ochaco – Katsuki... yo... no podía esperar a llegar a casa – dijo bajando la mirada.

Karsuki - ¿Vamos a ser...? – seguía sin juntar más de 3 palabras.