Compañeras de piso

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Uraraka Ochaco llega a su piso a las 5:45 de la mañana. Le ha tocado patrullar en el turno de noche. Se tira exhausta en el sofá, enterrando su cabeza en el gran cojín naranja, el que tanto le gusta abrazar cuando ve películas de miedo, porque le da seguridad. No puede evitar recordar los años en la UA, cuando todo era más sencillo, pero ya habían pasado 5 años desde que se graduaran y demasiados dramas desde entonces. Sus recuerdos se ven interrumpidos por unos gemidos agudos que provienen de la habitación del fondo. "Oh genial, Mina ha vuelto a ligar". Aprieta más aún su cara contra el cojín para evitar escuchar las notas de placer de su compañera de piso. Finalmente se acaba quedando dormida en el salón.

Un par de horas más tarde abre los ojos para descubrir una silueta masculina enfrente a ella, todavía sin camiseta, su antiguo compañero de clase, Eijiro Kirishima, la observa con una taza café en la mano y una gran sonrisa de tiburón.

Eijiro – Buenos días dormilona. ¿Cómo es que no estás en tu habitación?

Ochaco – ¿Eres consciente de que mi habitación está al lado de la de Mina? No habría podido pegar ojo. Se os escuchaba aquí. – dice mientras se frota los ojos.

Eijiro – rascándose la nuca – Pensamos que llegarías más tarde - Perdona.

Ashido – sale de la ducha y envuelta en la toalla aparece en el salón – Tía, debes dejar los turnos de noche, acabas muerta.

Ochaco – No veo que te vaya tan mal teniendo la casa para ti sola todas las noches – le guiña un ojo.

Kirishima se levanta y juguetea con su chica. Intenta quitarle la toalla, pero esta se zafa. Finalmente la agarra y la acerca a él para darle un beso. Mina parece feliz. Los dos comienzan a ponerse cada vez más acelerados. "Genial, porno suave antes del primer café" suelta Uraraka de camino al baño. Pero antes de llegar al fondo del pasillo, Kirishima requiere de su atención.

Eijiro – Te esperamos esta noche Ochaco, más te vale aparecer. – dice mientras da un cachete a Mina y se dirige a la puerta.

Ochaco - ¿Esta noche? – pregunta sorprendida.

Eijiro – Es el cumpleaños de Kaminari, haremos una gran fiesta en nuestra casa. Es la excusa perfecta para reunirnos todos. No nos falles, anda. – se gira para dar un último beso a Mina y sale por la puerta.

Ochaco – mirando a Mina – Creo que me tienes que explicar muchas cosas – señalando a la puerta en clara referencia a Kirishima.

Ashido – A ver... nos encontramos hace un par de semanas en un pub, bailamos y bueno... ya sabes – dijo sin darle mayor importancia. Uraraka se encogió de hombros.

La verdad es que Mina y Kirishima tenían esa relación intermitente desde el segundo año en la UA. Pasaban tres o cuatro meses muy enamorados y luego perdían el interés el uno en el otro durante otros tantos meses, hasta que se volvían a encontrar y vuelta a empezar. Ochaco había perdido la cuenta de las veces que habían roto y reconciliado por aquel entonces. No podía pensar más, notaba como los párpados le pesaban, pues apenas había dormido dos horas, así que decidió darse una ducha y meterse en cama. No tardó ni dos minutos en caer rendida.

A eso de las 5 de la tarde Mina llamó a la puerta de la habitación de Uraraka. Esta seguía profundamente dormida. "Se fuerza demasiado, y todo por olvidarse del maldito idiota" pensó Mina mientras abría la puerta para despertar a su compañera de piso.

Ashido – Dormilona, debes levantarte o llegaremos tarde a la fiesta de Kaminari. – dijo en tono bajo mientras con una mano intentaba despertar a Ochaco.

Ochaco - ¿Tengo que ir? ¿No me puedo quedar aquí durmiendo?

Ashido - ¡No! Te vas a levantar, ponerte un vestido bonito, y me vas a acompañar. No te vas a morir por hacer algo que no sea trabajar o encerrarte en casa – dijo mientras le quitaba las sábanas.

Ochaco – Sabes que no tengo ánimos para nada – dijo mientras se volvía a tapar con las sábanas.

Ashido – Pues lo que necesitas es pasártelo bien con tus amigos, que hace un millón de años que no los ves, emborracharte y quitarte las penas de encima con cualquier tío bueno que se te plante delante.

Ochaco - ¡MINA!

Ashido – Sabes que tengo razón – dijo mientras movía la cabeza en señal de afirmación – Además tendrás el piso para ti sola, yo pienso quedarme allí con Eijiro. Así que suéltate la melena, y no hagas que yo lo tenga que hacer por ti.

Uraraka se levantó de la cama refunfuñando y rebuscó en su armario para intentar elegir un conjunto. Finalmente se decantó por un vestido negro con pequeñas flores verdes y amarillas. No era gran cosa, pero le sentaba bien. Buscó sus botines negros, los cuales le encantaban, tenían un poco de tacón, pero eran comodísimos. Se lavó la cara y se desenredó el pelo. Salió del baño rumbo al salón cuando se topó con Mina, su vestido era bastante revelador, era prácticamente transparente y muy ajustado.

Ashido – ¿Crees que a Eijiro le gustará el vestido? – dijo dando una vuelta sobre sí misma.

Ochaco – Por supuesto, teniendo en cuenta que como más le gustas es desnuda – dijo sarcásticamente.

Ashido – Te he dejado preservativos en tu mesita. Vuélvete loca – guiño.

Ochaco – Tranquila, mañana estarán todos de vuelta en tu habitación – dijo con resignación.

Las dos chicas salieron de su piso en busca de un taxi que las llevara a la fiesta. Aunque la casa de Kirishima no estaba especialmente lejos, no querían andar todo el camino en tacones. Mientras se encontraban en el taxi Mina mencionó que habían conseguido convencer a Bakugou para que asistiera a la fiesta. "Es casi tan adicto al trabajo como tú "apuntilló la chica rosa. Ochaco permaneció en silencio, el chico explosivo nunca había sido santo de su devoción, pero ahora se preguntaba si ese pensamiento había estado condicionado por la estúpida rivalidad con el que ahora denominaba como "el innombrable".

Tren ExplosivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora