El futuro

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El olor a café que provenía de la cocina hizo que Uraraka se despertara. La cabeza parecía que le fuera a estallar. "Malditos chupitos" masculló mientras se frotaba los ojos. Empezó a caminar como un zombie siguiendo el olor del café. Cuando llegó a la cocina vio a Bakugou, vestido con un pantalón corto de deporte naranja y una camiseta negra sin mangas. Él estaba de espaldas preparando unas tortitas.

Ochaco – abrazando al héroe número 2 por la espalda – Buenos días Katsuki.

Katsuki – Buenos días dormilona. Hay café recién hecho y pronto estarán listas las tortitas.

Ochaco – Mmmm... que rico.

Katsuki – Por cierto, la cara mapache fue a vuestra casa a por algo de ropa para ti, está en el sofá. No puedes recibir a las visitas así vestida, ese es un placer reservado solo para mí – dijo con una sonrisa de superioridad.

Ochaco – asustada – No creo que lo que haya traído Mina sea apto para visitas. Conociéndola...

Katsuki – Más le vale. El bastardo Mitad y Mitad vendrá en quince minutos – dijo con cierto fastidio.

Ochaco – ¿Todoroki va a venir? – dijo sorprendida.

Katsuki – Me llamó hace un rato. Parece que ayer habló por fin con la cola caballo. Creo que no fue bien – dijo rodando los ojos – Ve a ducharte mientras acabo de cocinar.

Uraraka depositó un pequeño beso en los labios de Katsuki y se fue a la ducha. El café la había despertado pero el dolor de cabeza todavía se resistía a dejarla. Buscó entre la ropa que le había traído su compañera de piso, y se sorprendió al ver que eran un par de pantalones vaqueros y algunas de sus camisetas favoritas. Pero Mina también había hurgado en su cajón de la ropa interior para empacar su lencería más sexy. "Maldita seas Mina" pensó la castaña.

Bakugou acabó de hacer las tortitas y puso tres platos. No le hacía ni una pizca de gracia que el heterocromático se uniera al desayuno. Se dirigió a la habitación para avisar a la castaña, pero se quedó apoyado en el marco de la puerta admirando el cuerpo de Uraraka con aquel conjunto negro de encaje.

Katsuki – Espero que el Mitad y Mitad se largue pronto, porque quiero quitarte esa ropa a mordiscos – dijo mientras se relamía.

Ochaco – Es culpa de Mina – dijo mientras se subía los vaqueros, pero sin ponerse la camiseta todavía.

Katsuki – Me va a costar contenerme – el rubio ahora se encontraba a escasos centímetros de la chica.

Ochaco – Vas a tener que hacer un esfuerzo.

Katsuki – ¡Y una mierda! – dijo el cenizo mientras empujaba a Uraraka para que cayese en la cama y colocarse él encima – Eres jodidamente sexy – empezó a besarla en el cuello.

En ese justo momento sonó el timbre de la puerta. "El bastardo Mitad y Mitad quiere morir" dijo enfadado el cenizo mientras se levantaba de la cama. Uraraka acabó de vestirse mientras Bakugou abría la puerta e insultaba a su invitado por interrumpirlo en medio de algo importante.

Al salir del cuarto, Uraraka se encontró con los dos chicos hablando de pie en la cocina con una taza de café en la mano. Todoroki tenía unas grandes ojeras y los ojos rojos, así como un arañazo en una de sus mejillas. Su cara era gris y sus hombros estaban muy caídos. Le dio pena verlo así. Definitivamente la charla con Momo había sido mucho peor de lo que todos esperaban.

Uraraka se unió a la conversación. Momo había echado de casa su novio al enterarse de su traición. El héroe número 3 se había resignado a vagar por la ciudad, intentando no ser reconocido, hasta que se le ocurrió llamar a Bakugou.

Tren ExplosivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora