Yo mando

1.8K 134 8
                                    

Bakugou se despertó abrazado a Uraraka. Se apretó un poco más a ella, el pelo castaño de la chica olía de maravilla. Ella seguía profundamente dormida. El cenizo miró por la ventana y se dio cuenta de que probablemente ya era casi mediodía, pero le daba igual, tener a Ochaco entre sus brazos era todo lo que necesitaba. Cuando no trabajaba solía levantarse a la misma hora que si tuviese que ir a la agencia y se pasaba la mañana entrenando, pero hoy era diferente, la castaña descansaba entre sus brazos y no le apetecía hacer nada más que quedarse en cama con su recién proclamada novia.

La chica de gravedad cero se despertó unos minutos después y Bakugou se hizo el dormido para ver qué era lo que ella hacía. Simplemente rodó en la cama para ponerse de frente y darle un beso en la punta de la nariz al cenizo, este dejó salir una sonrisa.

Ochaco – Katsuki, ¿estás despierto?

Katsuki – Desde hace un rato, tus ronquidos no me dejaban dormir – dijo para burlarse de ella.

Ochaco - ¡Yo no ronco! – dijo molesta.

Katsuki – No roncas, pero pareces una ardillita – volvió a burlarse mientras acercaba su cabeza para poder besarla.

Ambos se estiraron en cama para desperezarse. Uraraka miró el móvil para saber qué hora era. Se sorprendió al ver que pasaba de las 11:45, además tenía incontables mensajes de Mina, en los que le explicaba que había ido con Kirishima a probarse trajes como había hecho ella con Bakugou el día anterior, había fotos del pelirrojo con diferentes modelitos. También tenía un mensaje de Jiro donde explicaba que ella y Kaminari estaban acabando de amueblar el piso nuevo.

Ochaco – Parece que tenemos la casa para nosotros solos – dijo mientras enseñaba la pantalla de su móvil al explosivo.

Katsuki – Al fin y al cabo, es MI casa. Los idiotas solo viven aquí.

Ochaco – Entonces, ¿Por dónde empezamos? – dijo mientras colocaba su mano en el mentón con actitud pensativa.

Katsuki - ¿eh? – dijo sin entender nada.

Ochaco – ¿Lo hacemos primero en la habitación de Kirishima o en la de Kaminari? – dijo bromeando.

Katsuki - ¡Estás loca, Cara Redonda! – dijo riéndose.

Empezaron una guerra de cosquillas que acabó siendo una batalla campal en la que Uraraka hacía flotar cojines mientras que Bakugou los explotaba haciendo caer una lluvia de plumas. Tras ver el desastre decidieron recoger el estropicio. A Bakugou le gustaba el orden, pero no le importaba el desorden que creaba Uraraka a su paso. Solo por verla sonreír valía la pena, aunque su habitación ahora pareciese un gallinero.

Bakugou preparó el desayuno mientras Uraraka acababa de limpiar las plumas, era su castigo por perder la guerra de cosquillas. Salió de la habitación con su short vaquero y con una de las sudaderas de Bakugou puesta, le quedaba enorme, pero le gustaba como le sentaba, pero, sobre todo, como olía. La esencia del explosivo nublaba sus sentidos. Al cenizo le gustaba verla vestir con su ropa, se veía jodidamente sexy.

Tras el desayuno de media mañana, se sentaron en el sofá de la sala de Bakugou, este encendió la tele para ver las noticias, pero eran un verdadero muermo, así que se levantó rápido y abriendo uno de los armaritos cerca de la tele sacó una caja azul bastante grande. La caja llevaba grabada el escudo de la UA. El cenizo se la dio a Uraraka para que la abriera. Ella se sorprendió muchísimo con el contenido.

En aquella caja Bakugou guardaba los recuerdos de su etapa en la escuela de héroes. Había muchas fotos, alguno de sus libros de historia de los héroes, trofeos varios, su corbata roja del uniforme y también estaba la medalla del primer puesto en el festival deportivo del primer año. Uraraka empezó a mirar las fotos de sus años de estudiante, en la mayoría Bakugou aparecía junto a Kirishima, también había fotos con Kaminari, Sero y Mina. Pero al pasar las fotos encontró una en particular que le llamó la atención.

Tren ExplosivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora