El timbre del apartamento resonó por todo el lugar, la pareja mayor se encontraba cocinando cuando el sonido les llamó la atención, ambos se habían marchado a EEUU a hacer una nueva vida, empezar a trabajar en su futuro y crear una empresa que siempre habían querido, tuvieron que dejar atrás a amigos, familiares y sus vidas, al inicio no había sido nada fácil, pero después de varios meses habían conseguido debutar y tener un poco de reconocimiento; ninguno se esperaba aquella visita inesperada, ambos ya habían casi asimilado que sus seres cercanos no iban a venir de buenas a primeras, así que cuando el japonés abrió la puerta de su hogar, lo último que se esperaba era la figura del pequeño ruso allí, y más si casi no pudo reconocerle con el cambio físico que tenía.
- ¿Yurio?, ¿eres tú Yuri?
- Hola katsudon- se podía escuchar la lluvia de afuera, miró el cuerpo mojado al igual que su maleta, no fue que estuviera mojado lo que no le permitio hablar al nipón, fue su aspecto físico que lo asusto.
- ¿Yuratchka está aquí lyubov?, déjale pasar- el ruso mayor estaba por encontrarse con su primo, cuando su pareja le detuvo, no podía dejarle ver el estado en el que estaba, claro que no podía, su novio se escandalizaria.
- Yurio dame un momento- el peli negro cerró un poco la puerta y se dispuso a preparar a su novio- Vitya... No vayas a gritarle, de momento no digas nada... Por favor, sólo, no vayas a decirle nada, ahora no es el momento para regañarle... Creo que esto no es para nada su culpa, seguro que no.
- ¿Lyubov?
- Prometemelo Vitya, no vayas a decir nada fuera de lugar.
- Está bien, lo prometo.
Cuando el japonés volvió a abrir la puerta, el peli plata se esperaba cualquier cosa, que su primo se hubiera rapado, tuviera pircins, tatoos o teñido el pelo, todo menos ver a su primo de la manera que lo volvio a encontrar... El rubio estaba muy delgado, demasiado delgado, pudo ver como su brazo era tan fino que sólo sentía que la carne estaba cubriendo finamente su hueso, tenía el rostro fino y delgado, sus ojeras estaban muy marcadas y un poco oscuras, verlo con esa ropa ancha y de colores opacos le transmitió un sentimiento de dolor y pena, cuando por fin se había dignado a verle los ojos empeoró, ese chico delante suyo no era su primo, por Dios, era posible que esa maleta pesará mucho más que él, Víctor tibuteaba al hablar, ¿qué había pasado desde que dejó Rusia?, ¿dónde estaba el rubio alegre y que estaba sólo un poco rellenito?, porque el adolescente delante de él, era un ser irreconocible, era como si su primo hubiese hecho de manera radical una locura indeseada, si su novio tenía razón, ¿de quién era la culpa?
- ¿Acaso has visto un muerto viejo?
- ¿Qué te paso?, ¿qué diablos ocurrió en casa para que vengas siendo un esqueleto?
- ¡Vitya!
- Sólo es un cambio de imagen, digamos que ocurrieron ciertas cosas que me llevaron hasta aquí, ¿puedo pasar?
- Yurac- el mayor se vio interrumpido por su pareja y como le cubría la boca con su mano.
- ¡Claro!, deja la maleta allí que Víctor la lleva, pasa, estás en tu casa Yurio- el nipón lo miro de reojo y dejó pasar a su invitado, el ruso mayor entró la maleta y la dejó en el cuarto de invitados, camino con furia hacía la sala llevando en su mano una báscula, eso no era un cambio de imagen, su primo ya le había mostrado indicios de bulimia antes de irse de su hogar, no iba a permitir enterrar a su casi hermano y menos verlo en el estado que estaba.
- Pesate en la báscula ya mismo Yurio, donde peses menos de 45kg tú y yo vamos a urgencias y hago que te internen hoy mismo.
- No voy a pesarme sólo porque tu lo digas viejo.
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El oro de tus cabellos. (AU/ Otayurio)
FanfictionNecesitaron solo un instante para saber que todo su mundo iba a dar un giro de 180°. Necesitaron mucho tiempo para aceptar lo que sentían en sus corazones. Yuri Plisetsky es un joven modelo acostumbrado a la vida de cámaras y de ser adulado por su b...