El oro de tus cabellos. (AU/ Otayurio)

Cap 36: Mi orgullo.

Nota autor:
No saben cómo me gustó escribir éste capítulo, no sólo me parece tierno, sino también importante para demostrar cómo funciona el mundo del BDSM y como aún se tienen que romper esquemas de éste mismo, creo que no lo he aclarado o comentado, pero como persona que ha sido participante de ese mundo, hay muchas cosas que siento que aún necesitan romperse o dejarse claro, hay una parte en concreto que puede afectar si son de éste mundillo, pero no lo hago con ofensa, sino más como una demostración. Les dejó disfrutar del capítulo.
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El moreno al día siguiente se acomodó en la casa de su novio, ambos habían decidido que después de salir del trabajo se instalarian, cuando el kazajo llegó vio a su pareja organizando la casa más de lo que ya estaba, se estaba planteando que cuando el rubio se ponía nervioso o se alteraba le gustaba organizar; saludo a Potya y puso todo en el cuarto de su amante, después de comer juntos salieron a pasear a la gata mientras hablaban.

- Yura, ¿tienes problemas de orden?

- ¿Eh?

- Siempre que estás nervioso o preocupado organizas algo, la última vez me dijiste que estabas cambiando de estación.

- Oh, mi psicóloga dice que es un método de defensa mental personal, al parecer no soy muy amigo del estrés o emociones de sentirme presionado, así que cuando ocurre eso mi mente tiende a intentar distraerse sabiendo que tiene el control de algo.

- Perdona que te pusiera nervioso gatito.

- Creo que no eres tú, sino el saber que voy a hacer algo que nunca creí, la última persona con la que convivi fue mi abuelo y eso paso hace años, nunca pensé que estaría listo para tener a una compañía de nuevo a mi vida, así que no te preocupes Beka.

- Mi gatito esta dejándome entrar a su vida- el kazajo le abrazo mientras le llenaba de besos en su rostro, sabía que para su ruso no iba a ser fácil, el sólo hecho que lo intentará ya era algo de felicitar- Gracias por este lujo Yura; ¿siempre sacas a pasear a Potya de noche?

- Le gusta, sino la saco un día se enfada, una vez llegué cansado de las clases de ballet y me olvidé, así que cuando me levante al día siguiente, me hizo el vacío y no me dejó mimarla hasta que la volví a sacar, es rencorosa.

- Es una mimada igual que tú, ¿cierto Potya?, eres una consentida como tu papá.

- ¡Oye, yo no soy un mimado!

- ¿Seguro?, eres mi mimado que le he creado manías incluso con eso- el rubio le dio la correa de la gata para que él también la paseara, pero no esperaba que ésta empezará a correr llevandoselo con ella- ¡Yura!

La gata le hizo correr casi quince minutos, el ruso no paraba de reírse volviendo a casa, su gata rara vez corría así ya que la había educado para no hacerlo, tal vez al cambiar de mano pensó que podría hacerlo, cuando llegaron decidieron crear unas normas de convivencia, en las ocasiones que el rubio se había quedado a dormir en casa del moreno o él en la suya notó algo que le hacía demasiada gracia, su novio no era una persona mañanera, sino todo lo contrario, decir que Otabek en la mañana podía girarse y seguir durmiendo sólo por cinco minutos era poco, así que él decidió hacer todo de la mañana, no le molestaba y se sentía muy bien a esa hora, su problema venía en la noche, era cuando más cansado estaba y casi ni quería moverse.

- Entonces quedamos así, tú te encargas del desayuno y preparar todo en la mañana y yo me encargo de la noche, puedo sacar a Potya, eso sí, tendré que educarla para que no piense que soy un corredor para que vuelva a hacer lo de hoy.

- Muy bien, ¿los quehaceres los repartimos para los fines de semana?, uno limpia la casa mientras el otro se encarga de la ropa y su lavado.

- Me parece bien- la mañana siguiente llegó y ambos se encontraban en la cama, habían llegado cansados y se durmieron al instante, el moreno sintió un peso sobre su torso y abrió lentamente los ojos para acostumbrarse a la otra oscuridad.