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El jueves había llegado, era temprano pero Samuel no podía dormir más, los nervios lo estaban consumiendo. 

Tomó su ropa y se metió a la ducha. Tenía en su mente muy presente la posibilidad de que ese fuera el último día de su relación, pensamientos de ese tipo paseaban en su cabeza una y otra vez, provocando que la tranquila ducha que pensaba tomar se convirtiera en él sentado en el suelo del baño llorando desconsoladamente.

Cuando al fin se calmó, recordó una vez más las palabras de Luzu, las cuales lo alentaban a seguir adelante, pero no hacían que su pecho dejara de doler.

Se dispuso a preparar su almuerzo y dirigirse a la escuela intentando dejar un poco los nervios que tenía.

Sería una mentira decir que se concentró en alguna de las clases que tenía ese día, su estómago se revolvía cada vez que veía el reloj y se daba cuenta que cada vez las 5 estaban más cerca.

Sería una mentira decir que se concentró en alguna de las clases que tenía ese día, su estómago se revolvía cada vez que veía el reloj y se daba cuenta que cada vez las 5 estaban más cerca

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La voz de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora