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Luego de ese momento tan bonito el ambiente se puso un poco incómodo, pues recordemos que ambos estaban hablando en el jardín de Rubén, pues él había previsto que existía la posibilidad de tener que correr al pelinegro, pero ahora no sabía cómo invitarlo a entrar. Samuel pareció notarlo, por lo que decidió ayudarle un poco. 

-Y, ¿Cómo están Wilson y Raspy? - Preguntó. 

-Bien, ¿quieres verlos?- 

Samuel sonrió y asintió inmediatamente. 

Ambos se dirigieron al interior de la casa para así poder ver a los gatos.

El primero en aparecer fue Wilson, pues estaba muy cerca de la puerta de entrada esperando a que su dueño volviera a entrar a la casa.

-Hola Wilson- Dijo Sam mientras lo acariciaba. 

El gato se dejó completamente, Sam era muy bueno con los animales. 

Después de unos segundos acariciando al gato Samuel decidió enderezarse y seguir caminando por la casa pero una alocada Raspy llegó corriendo hacia este. 

Rubén se espantó, pues pensó que la gata le arrancaría la cabeza ya que era capaz de hacerlo, pero una vez más se sorprendió por la reacción de la gata ante Samuel. 

Raspy corrió rápidamente hacia Samuel para intentar acurrucarse entre sus brazos, lo cual Sam entendió rápidamente ayudándola a hacerlo, este la cargó como un bebé mientras le hacía caricias en la panza provocando que la gata maullara pidiendo más.  

Rubén no podía creer que su gata, la que casi le arranca un dedo a Mangel, la que casi le saca un ojo a Alex, la misma que rasguño de una manera horrible a Auron, esa felina que a él personalmente le había dejado bastantes cicatrices, fuera la misma que ahora estaba en los brazos del hombre que le robaba el sueño. 

Samuel caminó hacia dentro de la casa aún con Raspy en brazos, seguido por Rubén y por Wilson invitándolos a sentarse en el sillón. 

Samuel se sentó en este acomodando a Raspy en su regazo acariciándola. Wilson se sintió un poco celoso por lo que también pidió cariño por parte de Samuel, dándole una imagen muy tierna a Rubén.




Platicaron de muchas cosas como era costumbre entre ambos, solo que la plática era un poco más personal de lo normal, cosas como que Rubén era una persona extremadamente intensa y que aún debía aprender a controlar eso y también cosas como que Samuel había ido al psicólogo después de terminar con Akira y salir de casa de sus padres,  hablaban mucho más en confianza, esta pelea les había ayudado a avanzar su relación. 

Luego de no saber de qué más hablar Rubén le preguntó a Sam que si quería jugar un rato con la consola que tenía en la sala a lo que el contrario aceptó casi de inmediato, jugaron un muy buen rato cuando a Samuel le llegó un mensaje dándose cuenta de la hora que era. 

-Mierda- Dijo, pues ya eran casi las 9:30

El mensaje que había recibido era de Fargan, preguntándole si quería que se fueran juntos a Andorra y se llevaban sólo uno de los coches, pues ya era bastante tarde para regresar solos, Samuel no supo que contestar por lo que le dijo que lo esperara un momento. 

-Rub...ya es bastante tarde...tengo que irme- Dijo mientras dejaba a la pequeña Raspy en el sillón, ya que se había dormido en sus piernas. 

-¿Seguro?...¿No quieres...quedarte?- Preguntó Rubén, rascándose la nuca un poco sonrojado. 

La voz de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora