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Despertó, con los ojos un poco hinchados debido a que estuvo llorando la noche anterior mientras hablaba con su amigo por mensaje, decidió levantarse y arreglarse para verse un poco decente, no tenía idea de a qué hora llegaría Samuel a su casa, ni siquiera sabía si en verdad vendría. Los nervios lo consumían por vez número 50 en la semana. Quería arreglar las cosas eso lo tenía claro, pero, no quería pasar por esa etapa de hablar para resolverlas,  ya que había dos posibilidades en esta, resolver las cosas que era lo que quería creer que buscaban ambos, o el perderse para siempre mutuamente. 

Por otra parte Samuel se despertó por ruidos que provenían de la cocina, la persona que los ocasionaba era Alex quien se esforzaba por hacer el desayuno, el unico problema era que el chico no era muy bueno cocinando. 

Sam talló sus ojos y se estiró sentándose en el sofá. Luego de un pequeño lapso de tiempo decidió pararse e ir hacia la cocina donde sufría el novio de su amigo. 

-Buen día- Dijo Samuel haciendo que Alex casi gritara del susto que le dio, a esto Sam solo sonrió- ¿Necesitas ayuda?- 

-Hola- Dijo regresando la mirada hacia su "desayuno".

-Pues, quería hacerles unos huevitos revueltos a ti y a Fargancito, pero soy una puta mierda en la cocina- Dijo mientras volvía a dirigir su mirada al vaso donde tenía los huevos, se habían ido varios trozos de cáscara en estos, ya era tarde cuando se dio cuenta de las cascaras, todo estaba revuelto. 

-Venga Alex, no te preocupes, te ayudo, y si quieres le digo a Fargan que todo lo hiciste tu solito- Dijo Sam adentrándose en la cocina mientras le guiñaba un ojo. 

Alex rió y le dio total acceso a la cocina. 

Luego de un pequeño periodo de tiempo terminaron los huevos , Alex empezó a poner la mesa sirviendo  un vaso con leche para él y dos tazas de café para Samuel y Fargan. 

En ese momento un adormilado Fargan saló del cuarto de Alex viéndolo acomodar la mesa.

-Hola mi pequeño, ¿cómo estás?- Dijo este abrazándolo por detrás mientras le daba pequeños besos en su mejilla. 

-Bien, ¿y tú?-preguntó riendo y volteando para corresponder el abrazo. 

-Siempre estoy bien cuando estoy contigo guapo- Dijo besando sus labios. 

Mientras tanto Sam los veía discretamente desde la cocina, no quería interrumpirlos, además de que le daba mucha alegría verlos así de felices.

Igualmente, Alex sintió la mirada del mencionado recordando que se encontraba en su casa empujando suavemente a Fargan .

-Fargancito, creo que olvidas que no estamos solos- Dijo inclinando su cabeza hacia la cocina. 

-Ostia, Samuel, es verdad, perdón tío al primero que vi fue a Alex, ¿cómo estás?- Se acercó a la cocina para saludarlo. 

-Jaja, lo noté, todo bien no se preocupen, y estoy bien jeje- Dijo Sam correspondiendo el saludo de Fargan. 

Luego de esto todos ayudaron a terminar de poner la mesa y se sentaron para empezar a comer, en ese momento Fargan vio el huevo revuelto y se sorprendió bastante. 

-Pequeño, ¿tú lo hiciste?- Dijo un poco sorprendido. 

-En realidad...-

-Si, lo hizo él, le quedo fantástico, ¿verdad?- Interrumpió Samuel. 

-La verdad es que sí, felicidades precioso, no me habías dicho que habías mejorado en la cocina, aunque en realidad todo lo que cocinas es maravilloso para mi- Dijo mientras le dedicaba una gran sonrisa. 

La voz de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora