『9』

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—¿Yunho?

El pelinegro quién no había quitado su mirada del piso finalmente levantó la cara hacía la dirección de esa voz. Retirando unas últimas lágrimas acomodó su chaqueta para ponerse de pie y recibir a los señores Park.

—El doctor Oh salió hace cinco minutos, le dije que no me diera los resultados que esperaría a su llegada.

Los mayores compartieron una mirada, en la cual destellaba pena con un encogimiento de corazón. Yunho estába afectado por segunda vez en el año.

—Sé que odias los hospitales desde ese día, ¿quieres esperar en el carro o...? —Preguntó la señora Park.

—Iré a la cafetería, Minhyuk dijo que me vería con Rosé ahí. Estaré bien. —Estiró ligeramente las comisuras.

—Está bien, después de hablar con el doctor los veremos ahí.

Yunho abandonó el corredor tan pronto divisó el elevador decidió tomarlo. Le agobiaba volver a ese hospital, había perdido la seguridad al pisar ése sitio conocía cada mínimo espacio. Sus visitas para Seonghwa fueron constantes como preocupantes.

Soltó todo aire en esas cuatros paredes metálicas, podía percibir un sofocante espacio reducido. Siempre era lo mismo, su claustrofobia solía hacer acto de presencia en situaciones así y lo odiaba. Se sentía vulnerable, perdía fuerza cuando Seonghwa también perdía.

Es inexplicable la razón por la cual se debilita cuando su rubio amigo queda inconsciente. No era un apego ni un lazo, simplemente compartía el estado de Seonghwa por lo tan importante que el mayor era en su vida. Podría ser inestable consecutivamente pero aún así equilibraba su vida con la ayuda de éste.

No solía decirlo a menudo pero en efecto, la persona quién más amaba después de su nana era Seonghwa. Sus padres eran parte de su transcurrida vida, eso no descartaba lo vacío que era regresar siempre a casa para volver a presenciar un distanciamiento por negociaciones de primera.

Es por ello que su nana se mudó hacía esa vacía casa llena de empleados. Yunho dejó de recibir amor paternal todo fué apartado para darle paso al mundo gerencial. Honestamente jamás le dió interés estába bien sólo con el cuidado de su nana y de Seonghwa, no necesitaba nada más que ellos dos en su vida.

Si Seonghwa lo abandonaba o siquiera su nana quedaría destrozado, lo sabía, nada sería eterno pero mantenerse a la idea de esa fantasía tampoco estába tan errónea.

—¿Estás bien?

Tan absorto se encontraba de sus pensamientos que no se cercioró de dos presencias en la mesa cual fué tomada hace cinco minutos.

—Sí.

Rosé entrecerró los ojos desconfiada, iba acotar algo más cuando Minhyuk le dedicó una mirada.

—Yunho, ¿qué pasó ésta vez? —Preguntó Minhyuk.

El mencionado suspiró llevando el café a sus labios, un sorbo para ordenar sus pensamientos los cuales seguían alterados.

—No sé mucho, cuando llegué Yeosang estába arrodillado junto a él mientras hiperventilaba. Creo... Que se iba a disculpar pero la incertidumbre e inseguridad abarcó en él. Le dije que no lo hiciera, además sus migrañas volvieron, no debería siquiera asistir a clases.

—¿Te dieron los resultados? —Interfirió Rosé.

—No los quería, mejor que les dijeran a sus padres. —Se encogió de hombros tomando otro sorbo a la bebida.

Minhyuk suspiró llevando su peso hacía el respaldar de la silla, revolviendo así su cabello.

—Ésto es frustrante. —Bufó. —Le recomendé cita con el psicólogo y como lo estipulado, no obedeció.

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