『17』

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—¿Estás incómodo?

Ante la interrogativa Yeosang parpadeo disipando sus pensamientos, no estába en lo absoluto incómodo o siquiera nervioso. Sólo era irreal, no podía acostumbrarse al ambiente que Seonghwa había preparado.

Tal vez podría malinterpretarse como una anticipada decisión, el hecho de haber aceptado corresponder los sentimientos del rubio por el simple hecho de culpa. Quizás un forzamiento hacía el querer, podría aceptarlo.

Sin embargo, confiaba en que no era por lo anteriormente debatido, simplemente se estába dando la oportunidad de amar y ser amado. La primera vez que brindaba esa apertura a su corazón.

Seonghwa desde aquella primera conversación le hizo crear cierta dependencia al buen trato, desprendía comodidad y una inmensa confianza. Era imposible no generar sentimientos con él, tal vez no lo comprendió al principio pero sí tenía certeza de lo bien que se sentía en su compañia; algo que ni con Soobin tuvo.

—No, es simplemente incredulidad. Parece algo fantasioso el estar contigo aquí.

—¿Quieres hacer otra cosa?

El pelinegro rió enternecido por lo obvio que era Seonghwa. Nervioso. Cada acción que generaba hacía lo muy obvio del miedo a tener una pésima cita con Yeosang.

—Debes tranquilizarte, acepté tener ésto contigo. Está bien lo que me has preparado, me gusta.

El rubio soltó el aire que llevaba reteniendo por la constante preocupación de la finalidad con su cita. Arrastrando las hebras onduladas que caían en su frente hacía atrás sonrió mínimamente hacía el chico en frente.

Detallando cada facción por más perfecta y definida que fuera. Yeosang era sin duda alguna el chico más bonito que vió alguna vez.

—Eres hermoso. —Soltó sin medir siquiera tacto alguno.

Para Yeosang el recibir tales cumplidos era cotidiano, en un día podía recibir alrededor del 90% en señalamientos hacía su belleza. Lo apreciaba, de igual manera causaba incomodidad puesto nunca sabía que responder, se avergonzaba y desvía la mirada. Tal como ahora.

Un sentimiento que jamás se hizo presente en sí al escuchar tales cumplidos inundó toda anatomía. Y ahí confirmó, estába cayendo por Seonghwa.

Ésa resaltante admiración por su belleza le deslocó en gran medida, todo por el simple hecho de que la persona quién se lo dijo era el mayor causante de sus sentidos. Seonghwa era para él como aquél sujeto encargado de manejar las marionetas, no en un sentido retorcido sino que controlaba cada inicio de emoción en él.

—No puedes decirme eso tan de pronto Seonghwa. —Murmuró cabizbajo.

—Es un recordatorio, todos los días suelo pensarlo. Opté por exponer ahora parte de mis pensamientos hacía ti.

—Dios, estoy tan avergonzado.

Seonghwa ladeó una sonrisa, llevando su diestra hacía su mentón para así descansar su cara en ella observó de mejor manera a Yeosang.

El menor había ocultado su cara enrojecida por lo anteriormente dicho en sus manos. Murmurando lamentos y maldiciones, todo por haberse encogido por Seonghwa.

—¿Sólo vas a verme? —Preguntó aún oculto en sus manos.

—Disfruto de hacerlo.

—Creí que era una cita.

—Lo és, en cada cita el chico siempre suele observa la bella imagen de la persona que tiene en frente.

—¡Seonghwa!

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