『11』

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—¿Cómo te fué en el...?

«No puedo creerlo, es la cuarta vez en la semana.»

Minhyuk estába controlando cualquier impulso el cual haga explotar a Seonghwa y vuelva a recaer. Aún así, no entendía la insistencia por jugar sabiendo bien que ése era el principal causante de sus problemas.

Rosé había ido hacía él para informarle como el rubio se dispersaba de cualquier ambiente para dirigirse hacía su habitación y encender el portátil. Al principio calló, pero al presenciar una segunda y tercera vez creyó prudente ir con Minhyuk para darle un alto al daño indirectamente que se causaba.

Sus padres no sabían y lo dejarían así, según la primera sesión que tuvo el de tez dorada debía aislarse de cualquier aparato tecnológico y dedicarse un tiempo para obtener aire y tranquilidad en su sistema. Ninguno de lo solicitado fué cumplido.

Hoy fué la segunda sesión, la doctora Song volvió a enfatizar los requerimientos para estar tranquilo consigo mismo. Seonghwa debe seguir cada señalamiento que se le sea dado.

«No va a progresar si continúa cerrándose al expresar sus sentimientos. El reprimir cualquier emoción es frenar al propio cuerpo, eso genera alteraciones físicas. Aumentará la tasa cardíaca, y no quiero llegar a eso; sí, presenta ansiedad y un tanto peculiar que los ataques de pánicos se hagan presente.»

Vagamente recordó aquello, la doctora Song se esforzaba por obtener mínima reacción pero en lo absoluto, era más una negativa a la lista.

Propuso sumar otro día más a las sesiones, dos veces por semana. Las cuales iniciaban prontamente. De igual manera, generaba una gran nube de angustia para la familia. El pesar por no haber tomado importancia en cuanto a las carrentes emociones del rubio hizo presencia de una manera tan tortuosa que les resultaba difícil de comprender.

—Seonghwa, no puedes continuar así. Deja los videojuegos por un lapso de tiempo indefinido, sólo hasta que estés recuperado.

—No puedo, es extraño apartarme de ellos. Es como dar un alto a mi carrera, sabes que estudio en base al desarrollo de ésto.

Minhyuk cerró la puerta acercándose lentamente hacía la dirección de Seonghwa; quién yacía en su escritorio.

—Entiendo, aún así debes tener la valentía suficiente. Dijiste que asistías a las sesiones por Yunho y para hablar con Yeosang.

—Lo hago. Hoy fuí a la segunda sesión. —Respondió girando su silla hacía Minhyuk.

—No estás permitiendo que la doctora Song te estudie, no la dejas indagar en tus emociones, estás siendo cerrado. —Frunció el ceño tomando asiento en la cama. —Debes colaborar también, no es todo el trabajo para ella, eres tú quién mayormente hace todo ahí dentro. —Señaló. —Habla con ella, haz lo que no haces con nosotros.

Seonghwa bufó, crispandosé ante lo último dicho.

—No es muy fácil. No puedes llegar a la sesión tomar asiento y hablar sobre todo lo que llevas guardando veinte años. Crees que es algo de estar cómodo y finalmente liberar todo. Así no funcionan, así no funcionan las personas como yo. —Espetó.

El mayor guardó silencio encogiendo sus manos en su regazo. Si bien lo dicho por Seonghwa fué inesperado debía dispersar esa neblina de reprensión. Se permitiría ser soporte en él.

—¿Puedes... hablar algo conmigo? —Preguntó dudoso.

—Es incómodo, quiero hacerlo cuando me sienta listo. —Musitó.

El pelinegro asintió a pesar de no ser visto. —¿Puedo ser de ayuda?

Seonghwa ladeó una sonrisa, no era el momento para cualquier comentario con deje de diversión. Igualmente, apreciaba el intento de su hermano.

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