Epílogo

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——¿realmente es necesario...hijo de tu puta...——Louis se callo cuando escucho a Sirius gruñir y luego a Lydia.

Una gran cantidad de sangre chorreaba de su mano al cuenco de piedra lleno de plata. El alfa pelinegro ahora descansaba con el cuchillo que lo había cortado en su cinturón.

——tus modales son una mierda.——le reprocho el pelinegro mientras vendaba su mano para luego colocarle el guante de piel que había traído con el.

Estaba nevando. Había viento sur y la nieve caía casi durante toda la noche, los árboles estaban blancos al igual que las calles y los techos de las casas. Ni siquiera los niños estaban yendo a la escuela por el mal temporal.

Su celebración de sus 20 vueltas ya había pasado y no había salido de su casa desde que comenzó el invierno. Harry estaba sensible solo como el podría estarlo y decía que su cachorra llegaría en cualquier momento, por eso Louis no había movido un pie de su casa hasta ese dia; ya había pospuesto por demasiado tiempo el hacer sus armas de oro y plata. Había optado por una espada de plata y una lanza de oro.

Como Harry se negaba a moverse de la casa, Sirius había tenido que ir a buscarlo hasta la casa y después trasladar el cuenco por toda la montaña.

Decir que el alfa pelinegro estaba cabreado era poco.

Aprovecho y de paso hizo una ballesta  para Harry. El omega había insistido con que Jade lo había invitado a cazar una orca cuando ya no tuviera que anidar y Louis con exageradamente mucho recelo accedió.

Nunca se imaginó que cuando Lydia le ofreció una taza de chocolate caliente  (su debilidad) al ingresar a la casa, empezaría a nevar con tormenta.

Y menos se imagino que su marca empezaría a tirarle como nunca antes lo había hecho en ese mismo momento.

——tienes que calmarte.——Louis intento gruñirle a Lydia pero nada salió de su boca.

Había intentado más de 10 veces salir de la casa pero la tormenta y los dueños de la casa se lo impedían, podía morir de forma literal si salía pero a el no le importaba.

——¡Me dijiste que estaría ahí!

La pelirroja hizo una mueca y se echó para atrás. Sirius gruño ante el tono del alfa y se acercó para levantarlo de la remera.

——cálmate.——le ordeno. Fruncio las cejas al escucharlo quejarse y lo arrojo al piso antes de que comenzara a llorar——tu omega esta bien, tranquilo.

——¡no puedes saber eso!—— intento empujarlo. Sirius se movió tranquilo hacia un lado antes de que lo lograra mientras lo miraba incrédulo.

Ambos hermanos se quedaron viendo como Louis se largaba a llorar desconsoladamente en su sala. Sirius le indicó a Marlene que subiera a la planta alta con una mirada y ella no tardo en hacerlo. El olor triste del alfa ojiazul ya había inundado cada rincon de la planta baja.

——concéntrate en el lazo——le dijo el pelinegro luego de un rato——no lo estas haciendo, solo estas pensando en ti. Lo único que haces es alterar a tu omega.

Louis apoyó las palmas contra el piso al escucharlo y respiró profundo. Sirius tenía razón, se estaba concentrando más en su necesidad por ir a su casa con Harry que en lo que Harry le transmitía. Cerro los ojos y se permitió sentir.

La marca le tiraba, sus extremidades cosquilleban y su alfa estaba sumamente inquieto. Pero su omega estaba feliz, alterado y alegre; seguramente eufórico. Pero no estaba mal.

Se tiró para atrás en el piso de los brujos y lloró un poco más abrumado. Necesitaba estar en su casa, en su hogar con el. No debería haberse ido pero fue el mismo omega quien insistio en que lo hiciera, habia postergado eso por mucho tiempo.

Soulmates in the Herd / Larry Stylinson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora