• 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐕𝐈

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Loki aún tenía presente la forma en que Alexandra lo había observado; aquel brillo inusual en su mirada, esa amarga sonrisa y la forma en que su mano había acunado su rostro

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Loki aún tenía presente la forma en que Alexandra lo había observado; aquel brillo inusual en su mirada, esa amarga sonrisa y la forma en que su mano había acunado su rostro.

Se había transformado en su versión mortal para gastarle una pequeña broma a la mujer, había querido molestarla como castigo por causarle aquel malestar, aquellos celos... Y sin embargo el afectado de aquella brillante broma, había resultado ser él.

—Pasara lo que pasara no iba a dejarte solo... —Le dijo ella con un deje de añoranza. —Aunque no estaba en mis planes que resultaras un dios nórdico.

—¿Y nunca sospechaste que había algo extraño en Tom? —Pronunciaba el hombre de su contraparte con cierta molestia.

No, pero... —Su nariz se arrugó. —Supongo que siempre tuve la sensación de que todo era demasiado bonito para ser verdad. —Dejó escapar un suspiró y se removió un poco en el sitio. —Recuerdo que ese día me asuste mucho... Creí que te había perdido, pero no. Solo volviste a ser tú, el verdadero. Y al descubrir tu naturaleza divina, me sentí aún más decidida a protegerte.

Era un dios, casi dos mil años de vida, poseedor de un poder mágico y un entrenamiento en combate capaz de hacer temblar a sus enemigos. Y aún así, aquella palabra hacia cosquillar su corazón, lo hacia sentir calido. Veía la determinación con que hablaba Alexandra cuando insinuaba que era su deber protegerle. La mortal no pretendía burlarse, ni siquiera se sentía como si le estuviera llamando débil, no, aquello, ese te protegere, sonaba para el dios como un estoy a tu lado, siempre estaré de tu lado. El sentimiento que aquello le producía era demasiado grande para asimilar.

—Incluso después de que intente matarte... Incluso en ese momento, nunca usaste mi error a tu favor, en vengarte. —Estaba conmovido, su corazón latía con frenesí al comprender la lealtad que tenía esa mujer por él. —Seguiste protegiendome, conseguiste que Odín me diera la libertad que ansiaba.

—¿Como podría? Ya te lo he dicho, lo único que deseaba era ayudarte... —Dijo ella con tristeza. —Cuando vi la oportunidad de influir en el viejo, no lo dude, por eso fui aquel día a verte pese a tu advertencia. —Confesó a medias. —Haz cometido errores, pero tu lugar no está en una celda.

—¿Cómo estás tan segura? —Loki secretamente apretaba con fuerza su mano obligándose a no tocar a la mortal, acurrucarla a su lado y desatar las emociones que ella le estaba produciendo por su sinceridad. —Ni siquiera eres consciente de todos los crímenes que he cometido.

—En eso te equivocas. —La voz de Alexandra era como una suave caricia para los oídos del dios. —Soy consciente de todos tus actos. En Asgard, parecía que todos estaban confabulados para que mi opinión sobre ti cambiara. ¿Pero sabes qué? Nadia que no seas tú, puede cambiar mi opinión.

—Has experimentado mi ira, probado mis poderes en tu propia carne. Te he hecho daño cuando tu solo pretendías ayudarme... —Susurró Loki cerrando los ojos con fuerza. Si seguia observándola no podría controlarse. — ¿De verdad eres capaz de tener una buena opinión del dios del engaño? Tienes que estar más demente de lo que imaginaba.

The God of Stories •|Loki Laufeyson|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora