|Año 2014|Londres, Inglaterra.
Alexandra adoraba el invierno. Era su época preferida del año. Los días eran más cortos, el frío de la mañana conseguía que la travesía a su trabajo fuera más agradable y que de vez en cuando las calles se tiñeran de una espesa niebla, la hacían sentir parte de la escenografía de una historia de misterio. Aquella mañana como la mujer de costumbres fijas que era. Se levantó antes de que asomaran los primeros atisbos del amanecer. Preparó su mochila, dio un beso en la mejilla al hombre dormido en la cama matrimonial y cerró la puerta del apartamento tras ella.
Tomó su humeante taza de chocolate caliente en la cafetería de siempre y tras dedicar unos minutos a contemplar las vistas junto al Támesis. Se dispuso a ir a la biblioteca de la universidad a continuar aquel trabajo de investigación que tan inmersa la tenía. Decidida e incluso terca, con su objetivo de presentar el manuscrito a principios de primavera. Mantenia un riguroso e intenso ritmo de trabajo, que prácticamente abarcaba todo su tiempo.
Había sido así desde niña. Una vez que se obsesionaba con algo, era imposible detenerla. Y su empleo, solía proporcionarle muchos momentos así. Aparte aclaro de la satisfacción de poder perderse entre libros y una generosa suma de dinero en su cuenta bancaria todos los meses.
Saludó al guardia con un gesto de mano al pasar por la entrada y se encaminó a hablar con el bibliotecario adjunto. Sus pisadas retumbaron por la habitación, anunciando asi su llegada. Siempre era la primera en llegar cuando el edificio abría sus puertas, la última en irse cuando la situación lo ameritaba.
──Buenos días Jeremy ¿Qué tal las vacaciones?
Su voz era aterciopelada, fantasmal. Un halo de frialdad impregnaba cada palabra de su boca. Solía causar escalofríos en quienes tenían el placer o la desdicha de oírla por primera vez.
──Buenos días Dr. DiAngelo. ──Saludo cortés el bibliotecario. Era un hombre de mediana edad con gafas de pasta adornando su alargado rostro. Algo pasado de kilos y de personalidad amable. ──A Susan y a los niños, les encantó el lugar que nos recomendó para pasar las fiestas.
──Me alegro. ──No era una mujer sociable. Muchas veces su rostro impasible la etiquetaba como alguien fria, seca y poco amistosa. La realidad no se alejaba mucho de esos adjetivos, pero quienes tenían el privilegio de relacionarse con ella día a día eran capaces de ver la calidez que escondía en el fondo. ──Dígale a Su, que para la próxima recomendare un sitio mejor.
El hombre rió y asintió con la cabeza agradecido, mientras rebuscaba entre los papeles de su escritorio.
──Me dijeron que hoy vendría a trabajar. Asique me tomé la libertad de reservarle la mesa de siempre, junto a los libros de Mitología. ──Comentó. ──Seguramente tendrá la sala para usted sola. Ya sabe como son estas fechas.
──Muchas gracias. ──El bibliotecario le entregó una tarjeta con el número de mesa inscrito y un papel a rellenar, por si decidía llevarse algún libro. ──Bueno, saluda a tu mujer y a los niños de mi parte.
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The God of Stories •|Loki Laufeyson|•
Fanfiction❝𝐒𝐮 𝐚𝐦𝐨𝐫 𝐩𝐨𝐫 𝐞́𝐥 𝐥𝐚 𝐡𝐚𝐜𝐢𝐚 𝐩𝐞𝐥𝐢𝐠𝐫𝐨𝐬𝐚❞ | Tras debilitarse el hechizo, que Odín impuso a Loki al desterrarlo a Midgard. El dios de las mentiras resurje en el centro de Londres dando se cuenta de que ha vivido como un simple h...