──Llegas tarde.
Alexandra entrecerró los ojos arrugando la nariz. ¿De quién era la culpa? Anoche antes de retirarse a sus aposentos, él le había pedido una serie de manuscritos para hoy. Se aprovechaba de que por fin la mortal dominaba el alfabeto rúnico.
──Lo siento. ──Espetó ella, dándole los libros al guardia que la había acompañado hasta la celda para que esté pudiera dárselos al príncipe. Vio como introducía unos números y una puerta se formaba en el lateral. ──Alguien, no me avisó de que sus libros estarían dispersos en los peldaños más altos de las estanterías. ──Loki sonrió burlón, haciendo un gesto con la mano para que el guardia dejara los libros en la mesa de la celda ──¡Casi me mato!
──Que lastima. Me hubiera ahorrado tener que hacerlo yo. ──Ella rodó los ojos.
Habían pasado tres semanas desde que la azabache se había propuesto aprender a leer asgardiano. Por la mañana y durante algunas horas de la madrugada intentaba traducir, descifrar y aprender las escrituras. Y desde el mediodía hasta casi la medianoche, se la pasaba en compañía de Loki, para que este pudiera indicarle si iba por buen camino en su aprendizaje.
Si. Era una empedernida adicta al trabajo. Sólo dedicaba los minutos estrictamente necesarios a necesidades básicas como comer e ir al baño, aunque las horas de sueño dentro de lo que cabe eran sagradas. Alexandra necesitaba estar centrada en algo, era su manera de no pensar en Tom y en cómo afrontaría las cosas una vez volviera a Londres. Así que prefería refugiarse en aprender asgardiano y en pasar tiempo con Loki.
Aquello último no era muy sano que digamos, pero en su masoquista y retorcida mente se había formado un brillante plan de terapia de choque. Estar junto a él durante un prolongado tiempo, le permitiría pasar página con Tom. Dejar de sentirse atraída por Loki. Aunque por ahora no estaba dando muchos resultados. La conducta que presentaba aveces el dios, no ayudaba. Pero Alexandra estaba dispuesta a intentar comprenderlo, adaptarse a él.
Los primeros días, el príncipe del engaño se había mostrado reacio a dirigirle la palabra. Únicamente decidido ha hablar para soltar algún comentario de los suyos, intentando hacer ver a la joven que una mortal, nunca podría ponerse al mismo nivel intelectual que un dios. Pero ella se limitaba a mostrarle su mejor sonrisa seguido de un corte de manga. En verdad más que desanimarla o intimidarla, Loki había logrado impulsarla a aprender más rápido y por muy tóxico que fuera, junto a él se sentía cómoda, tenía esa facilidad para hacerla sentir a gusto y lograr que se concentrará aún mejor en su trabajo.
No tardó en presentarse triunfante y sobervia frente al dios. Demostrando que había dominado el alfabeto rúnico ──Usado por los asgardianos en sus manuscritos más antiguos y en aquellos que tuvieran que ver con la magia o lo místico. ──en un corto plazo de tiempo y enseñando así al príncipe, que no era bueno subestimar a la Doctora Alexandra DiAngelo.
Y a partir de ese día sorprendentemente, el dios empezó a entablar más conversaciones con ella, muchas veces acabando en burlar, pero en determinadas ocasiones se trataban de curiosas charlas sobre los nueve reinos o alguna historia de las miles de aventuras que había vivido con su hermano.
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The God of Stories •|Loki Laufeyson|•
Hayran Kurgu❝𝐒𝐮 𝐚𝐦𝐨𝐫 𝐩𝐨𝐫 𝐞́𝐥 𝐥𝐚 𝐡𝐚𝐜𝐢𝐚 𝐩𝐞𝐥𝐢𝐠𝐫𝐨𝐬𝐚❞ | Tras debilitarse el hechizo, que Odín impuso a Loki al desterrarlo a Midgard. El dios de las mentiras resurje en el centro de Londres dando se cuenta de que ha vivido como un simple h...