❝𝐒𝐮 𝐚𝐦𝐨𝐫 𝐩𝐨𝐫 𝐞́𝐥 𝐥𝐚 𝐡𝐚𝐜𝐢𝐚 𝐩𝐞𝐥𝐢𝐠𝐫𝐨𝐬𝐚❞ | Tras debilitarse el hechizo, que Odín impuso a Loki al desterrarlo a Midgard. El dios de las mentiras resurje en el centro de Londres dando se cuenta de que ha vivido como un simple h...
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Un saco de patatas. Así es como se sentía Alexandra en ese preciso instante.
Después de que Loki hiciera acto de presencia y amenazara al doctor Strange. La joven intentó calmar las cosas entre ellos, creyendo erróneamente que si aclaraba aquel ''malentendido'' la situación no iría a más, la gente del comedor dejaría de mirarles como si fueran el espectáculo del año y evitaría que Loki les diera motivos a todo el mundo de sospechar de él.
Pero sólo consiguió empeorar aún más las cosas.
—¿Molestarla? La doctora DiAngelo y yo, manteníamos una agradable charla, hasta su llegada, señor. —Había dicho Strange encarando al dios. —Y por su bien, espero no hallar ni un pequeño arañazo en mi mano.
—¿Por mi bien? —La risa cínica de Loki causó un escalofrío a todos los presentes en aquella estancia. —Midgardiano estupido. Escucha bien mis palabras. —La mano de Loki agarró el hombro de la mujer, dedicándole una feroz mirada al doctor. —Ella es el único motivo por el que aún sigues de una pieza. ¡Agradece mi benevolencia y desaparece de mi vista!
—¿Disculpe? —Las manos de Stephen formaron un puño, su ceño se frunció en una mueca de enfado. Dedicó una sutil mirada a la joven, sintiendo una gran determinación por protegerla de aquel lunático. —Alexandra, este hombre está loco. —Manifestó. —No se cual es su relación con este sujeto, pero yo puedo protegerla.
Loki soltó un bufido seguido de una burlesca mueca.
—Bien. ¡Pero no me hago responsable de romperle la cara! —Dijo el médico preparado para atacar con sus puños.
Alexandra cansada de ser una mera espectadora, dio un golpe seco en la mesa y se puso en pie. Captando así, la atención de ambos hombres.
—Basta ya, los dos. —Se pasó las manos por el pelo soltando un suspiró de frustración. Lo último que quería era ser el maldito centro de atención del comedor. Se movió para encarar al dios, quien ocultaba su apariencia en la perfecta ilusión de Tom. —¿Se puede saber qué haces? Mira el escándalo que se ha montado, Lok... —Tuvo que morderse la lengua. —Tom. Agradezco que intervinieras, pero no deb...
Los labios de Loki formaron una fina línea al oír aquellas palabras, de reojo observó claramente al midgardiano aproximarse a la joven, dispuesto a protegerla de él. Aquellas dos cosas, lograron colmar la poca paciencia que aún mantenía.
Loki creyó erróneamente, que Alexandra defendía al midgardiano y tomó cartas en el asunto. Aprovechando que se había puesto en pie, la cogió como si de un saco de patatas se tratará, agarró el libro de ella con su mano libre y lanzó un imperceptible hechizo de inmovilidad y aturdimiento al hombre.
Se abrió paso por el comedor, bajo las miradas de mujeres que observaban con envidia a la arqueóloga y hombres que hacían el esfuerzo por no temblar a causa de su imponente y feroz presencia.
