• 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐗𝐈𝐕

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Svartalfheim, Antiguo hogar de los Elfos Oscuros

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Svartalfheim, Antiguo hogar de los Elfos Oscuros.

Situado en un sistema estelar corroído por la materia oscura. El mundo oscuro —como llaman los asgardianos a ese inhóspito y sombrío planeta— había sido testigo de la sangrienta batalla entre los elfos oscuros y la alianza de los pueblos de Asgard y Vanaheim.

Los reyes Bor y Njörðr creyeron destruir a cada habitante de aquel desolado mundo. Sin embargo, su líder Malekith y unas cuantas docenas de sus soldados lograron eludir a la muerte a cambio del sacrificio de más de la mitad de los suyos. Se ocultaron, entraron en hibernación y despertaron poco antes de que la convergencia —un acontecimiento cósmico que se produce aproximadamente cada cinco mil años— causará, que los pliegues entre los mundos se convirtieran en una delgada línea.

Ahora, los elfos oscuros buscan venganza, llevar a cabo su plan de sumergir al universo entero en un estado de oscuridad perpetua. Para ello necesitan recuperar el éter, la antigua y poderosa fuerza catastrófica que les había sido arrebatada por los dioses y que ahora reside en el cuerpo de Jane Foster.

—Observa mi legado, Algrim. —Malekith contemplaba con amargura la tierra entre sus dedos. Su planeta se había convertido en un desierto cubierto de tierra negra. —Apenas recuerdo una época anterior a la luz.

—Nuestra supervivencia será tu legado. —Contestó el otro elfo oscuro. Intentó apoyar su mano sobre el hombro de su líder, pero este se apartó bruscamente y se alzó consumido por la furia.

—Los asgardianos y los vanir sufrirán como hemos sufrido nosotros. —Le aseguró con la rabia marcando su rostro. —Voy a recuperar el Éter. Restableceré nuestro mundo y voy a poner fin a este universo envenenado. Pero primero, haré sufrir al linaje de Bor y Njörðr.

Mientras en una Asgard ajena al peligro que se avecinaba. Hugin y Munin entraban a toda velocidad por el balcón de los aposentos reales. El padre de todos alzó la mirada y escuchó el graznar de los cuervos con atención. Informaban de la llegada de Thor junto al dios de las mentiras y dos mortales, la presencia de una en específico había puesto de muy buen humor al siempre sereno Munin. Odín abandonó su asiento de oro impoluto y dio una mirada a su reina.

—Siempre sentiste gran afecto por la hija de Njörðr y ella por ti ¿Verdad? —Dijo. —Incluso después de lo ocurrido con Hela, la guerra. —Frigga levantó la mirada del libro, desconcertada por aquel comentario. Era la primera vez en más de mil años, que lo oía hablar de un tema que tuviera que ver con los vanir. —En este último milenio ¿Se ha puesto en contacto contigo?

—No. Se tanto como tú. Después de la muerte de su hermano y su padre, se aisló. —La mujer se levantó del diván junto al ventanal y se acercó a su esposo. —Hace unas décadas pregunte a Hogun por ella, nadie en Vanaheim la ha visto salir de su palacio en todo este tiempo. —Su mano acarició dulcemente la mejilla del rey, su rostro no podía ocultarle nada. —¿Cuándo serás sincero conmigo? Qué otra cosa aparte de la profecía enturbia tu mente.

The God of Stories •|Loki Laufeyson|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora