• 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐕𝐈𝐈

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Tras colocar la ropa, un cuaderno donde tenía recabada información acerca de los hallazgos arqueológicos de su padre, dos libros que nunca llegó a terminar de leer y su identificación que la acreditaba como arqueóloga —Pues no era la primera vez, ...

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Tras colocar la ropa, un cuaderno donde tenía recabada información acerca de los hallazgos arqueológicos de su padre, dos libros que nunca llegó a terminar de leer y su identificación que la acreditaba como arqueóloga —Pues no era la primera vez, que se presentaba a un evento de tal calibre como la gala de esa noche y tenía problemas con el personal de la entrada, porque no se creían que ''una niña'' fuera la Doctora DiAngelo.—

La mujer dio un último vistazo a su ropa dándole el visto bueno y se pasó la mano por la cara, aún con aquel dolor de cabeza molestandola.

Se le pasaría al comer algo y echar una cabezadita, pero en esos momentos lo último que podía hacer era perder más tiempo. No justo ahora, que con suerte llegaría para comprar los pasajes y solo porque Loki había manifestado ayudarla.

Aquello aún la mantenía aturdida.

¿El dios de los erráticos prestando sus servicios mágicos simplemente por querer ayudarla? Alexandra no sabía qué pensar.

Estaba enormemente agradecida con él, pero el hecho de que en menos de tres día se hubiera presentado en su casa, mostrará una actitud y un acercamiento con ella impropio del Loki que había intentado asustarla, estrangularla. Conseguía desconcentrarla, plantearse cosas, que hacían palpitar de muy mala manera su corazón. Sacudió la cabeza, intentando no prestar atención a esa vocecita, que le exigía que confrontara de una vez al dios, la sacará de dudas sobre si era consciente de sus sentimientos por él y sobretodo, si únicamente estaba jugando con ella o también él sentía esa maldita conexión que había entre los dos.

Se sintió una cobarde, por no ser capaz de sacar la valentía para preguntarle todas esas dudas que él generaba en ella.

Pero la verdad, es que la joven no se sentía preparada. Alexandra no creía ser capaz de volver a soportar aquel tono burlón y despectivo, que había empleado Loki con ella en la celda de Asgard. No quería enfrentarlo, ni acabar con sus dudas, porque temía sus palabras, su hermosa risa burlándose de la insignificante cucaracha, que aún tenía la esperanza de recuperar al amor de su vida.

Dejando a un lado aquellos pensamientos, Alexandra se apremio a dejar de perder un tiempo que no tenía y agarró la maleta, dispuesta a salir de la habitación.

Mientras tanto, Loki había aprovechado bien la corta ausencia de la mujer. Con un pequeño movimiento de mano el teléfono de Alexandra apareció en la cocina, le había costado toda la noche dar con el hechizo que permitiera dejar de una pieza el malogrado aparato midgardiano. Aunque, el dios no esperaba que funcionara en caso de que Alexandra intentara encenderlo. Pues solo había hecho que volviera a su estado original, para que ella no pudiera acusarle de haberlo destruido en su arrebato de ira.

Lanzó un suspiró, incrédulo de lo que aquel sentimiento de culpabilidad recién descubierto era capaz de hacerle. Inconscientemente su mirada recayó en las fotografías enmarcadas en la pared, analizando detenidamente las imágenes con cierto malestar haciendo acto de presencia en su corazón.

The God of Stories •|Loki Laufeyson|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora