Capítulo 17: Traición familiar

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La visita de Harry y Draco no era del tipo de tomar té, mientras tenían una charla trivial. Era más bien la de meterse a escondidas bajo la capa de invisibilidad y colarse hasta el dormitorio de su tía. Cuando llegaron, vieron la puerta entreabierta y a Bellatrix mirándose al espejo, se quedaron afuera viendo por el pequeño pedazo que la puerta permitía.

— Vamos, es la tía Bella, nunca podría hacer nada contra nosotros... — Dijo Draco en un susurro

Aunque no le caía muy bien, aun no estaba dispuesto a admitir que su familia quería asesinarlos. En ese momento Bellatrix metió la mano en el joyero de plata con el emblema Black y sacó un collar de ópalos.

— Bueno... Olvida lo que dije.

Lo sostuvo frente a su clavícula, viendo como lucia en ella, luego se lo abrochó y empezó a acariciarlo con cariño.

— ¡Bella!

Al oír la voz de su esposo, Bellatrix se quitó el collar y lo guardó en el joyero rápidamente. Harry y Draco se apartaron de la puerta para dejar que Rodolphus entrara.

— Cariño...

Bajo la capa invisible, Draco y Harry se retiraron de ahí y salieron de la casa, apareciéndose en el bosque.

— Bueno, al menos ya sabemos quién específicamente quiere matarnos...

— La tía Bella... No me lo puedo creer. — Dijo Draco negando con la cabeza

— Pero la pregunta es... ¿por qué?

— Sería entendible que quisiera matarme a mí, estamos de lados opuestos, ¿pero al hijo de los líderes de su lado? No tiene sentido.

— Nada tiene realmente sentido.

— Deberíamos visitarla, decirle que creemos que alguien nos sigue o nos está intentado hacer daño...

— Sí, claro de paso también le entregamos nuestras varitas y cavamos nuestras tumbas, para ahorrarle el trabajo...

— No, Harry. A lo que me refiero es que, si ella cree que estamos siendo sinceros con ella, creerá que no sospechamos y que puede manipularnos hacia una pista falsa...

— ...y mientras tanto nos aprovecharemos de su ingenuidad.

— Exacto.

— Bueno, por ahora no podemos hacer nada, debemos volver rápido a Hogsmeade antes de que noten que faltamos.

Harry y Draco se habían tomado el día en Hogsmeade para (ilegalmente) irse a espiar a su tía, pero tenían que volver antes de que se acabara el tiempo o se meterían en problemas serios. Cuando se aparecieron detrás de cabeza de puerco se dieron cuenta de que, en realidad, todavía faltaba bastante para la hora límite.

— ¿Quieres ir a tomar algo?

— No, gracias – Respondió Draco mirando con asco cabeza de puerco

Harry rio.

— No, tonto, a las tres escobas.

— No nos pueden ver juntos...

— No lo harán — Dijo Harry y se aplicó un encantamiento desilusionador

— Genial, ahora pensaran que hablo solo – Dijo Draco rodando los ojos, pero sonriendo empezó a caminar hacia las tres escobas

Dos cervezas de mantequilla y seis Whisky's de fuego más tarde...

— Y entonces... él... salió corriendo... — Dijo Draco arrastrando las palabras

— Que cobarde — Respondió Harry arrastrando las palabras del mismo modo en que lo hacía Draco

— Lo sé... ¡fue solo una... amenaza de muerte!... no es la gran cosa.

Ambos rieron. Estaban muy borrachos, Draco había convencido a Harry de que probara un Whisky de fuego y uno había llevado a otro.

— Yo siempre supe... que nunca iba a tener una relación estable... Primero necesito una familia estable, ¿verdad?

Harry rio, mientras tomaba el último trago de su tercer Whisky de fuego.

— Pues ya somos dos... Deberíamos irnos... ya debemos volver al castillo...

— Bien, abandóname... Como él...

Harry y Draco rieron mientras buscaban su dinero para pagar.

— Yo pago – Dijo Harry

— Por supuesto que tú pagas... no me senté a charlar con alguien invisible... y le dije a Rosmerta que era mi novio... al que le daba vergüenza... para pagar yo.

Harry rio de nuevo y dejó unos galeones en la mesa mientras ambos salían, apoyándose el uno en el otro del bar.

— ¿Entonces para qué sacaste el dinero?

— Comprarte algo bonito... No te envié nada en tu cumpleaños porque si... no estaba firmado, probablemente pensaran que era una maldición...

— ¿Y qué me vas a regalar...?

Antes de que Draco pudiera contestar "lo que quieras" tropezó con una parte desigual de la acera y cayó torpemente.

— ¡Draco! ¿Estas bien?

Draco, yaciendo en el piso sobre su espalda, rio como respuesta.

— Sí, sí, estoy bien...

Harry se arrodilló a su lado.

— Vamos, déjame ayudarte... no te puedes morir... todavía me debes un regalo...

— ¿Y si... te lo doy ahora mismo?

Draco, sin esperar respuesta de Harry, lo atrajo hacia él y lo besó. Harry, inmediatamente, le devolvió el beso. Ese momento no podía ser descrito de otra manera que torpe, ambos borrachos, tirados en el piso; pero, aun así, había cierta magia en el momento, ellos se entendían el uno al otro perfectamente, sabían cuánto necesitaban ambos una demostración de amor puro, una caricia, cualquier cosa que les dijera que no estaban solos, y que no les iban a pedir nada a cambio de ese gesto.

Y entonces todo se volvió negro...

La guerra de los BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora