— ¿Crees que tus padres lleguen temprano?
— No lo sé, fueron a una exposición de papá Draco.
— Fantástico.
Scorpius se estremeció cuando Albus le habló al oído. No sabía cómo, pero había llegado a posicionarse tras él, apoyándose en los brazos de la silla en la que Scorpius estaba, y mirando sobre su hombro su tarea.
— ¿Fantástico? — Dijo Scorpius tratando de controlar su voz — ¿Por qué es fantástico?
— Porque tenemos la casa solo para nosotros.
Scorpius esperaba que Albus no hubiera notado como su piel se erizaba ahí donde su aliento lo había rozado. Hacía un gran esfuerzo por concentrarse en las malditas valencias del Níquel, en lugar de la cercanía de Albus y de sus palabras (aunque seguro no tenían la intención con que Scorpius las había pensado).
— ¿Qué quieres hacer? — Dijo Scorpius renunciando a su tarea de química
Probablemente tendría que acostarse tarde para poder hacerla, pero no importaba. Albus, que ya había salido del instituto a sus dieciocho, podría ayudarlo, pero no, prefería seguir poniéndolo nervioso.
— ¿Qué tal si... horneamos pastelitos de chocolate?
— ¿Con más chocolate que masa?
— Obviamente.
Se pasaron toda la tarde haciendo y horneando los pasteles. Scorpius no recordaba cuándo exactamente se había enamorado de su mejor amigo; solo sabía que no le gustaba que Albus se acercara tanto o que le susurrara al oído como había hecho arriba, porque le daba miedo que lo que sentía por él se volviera obvio.
— Eres un desastre, Scorp — Le dijo Albus mirándolo de arriba abajo
Scorpius lo sabía. Cuando se trataba de cocinar, no le importaba ensuciarse; aun así, se ruborizó un poco avergonzado por estar tan indecoroso frente a Albus.
— Mira tu cara, por Dios...
Albus se acercó a él y Scorpius se quedó congelado, sin recordar cómo hacia antes para moverse. Albus le estaba limpiando un pedazo de chocolate en la mejilla a Scorpius cuando este pegó un manotazo. Albus se rio mientras se aferraba con la otra mano el lugar donde lo había golpeado.
— No tenías que ser tan agresivo, Scorp. Haber dicho y ya – Dijo riendo
— Lo... lo siento, te juro que no fue mi intención... fue una reacción, me puse nervioso...
Los ojos de Albus brillaron al escucharlo y una sonrisa ladina se dibujó en sus labios.
— ¿Te puse nervioso?
Scorpius abrió la boca, pero ningún sonido salió de ella. Su mente de pronto se quedó en blanco, sin saber qué decir para arreglar la situación. Solo se había delatado, pero tenía que haber una forma de arreglarlo, tenía que haber una, no podía perder a Albus.
— Ya sabes cómo me pongo, la repostería es cosa ser... ¿Qué estás haciendo?
Albus había acorralado a Scorpius contra la encimera, poniendo ambos brazos a su lado.
— ¿Qué crees que hago?
— ¿Quieres que te pasé la sal? – Dijo nervioso señalando con su pulgar hacia atrás
— No
— ¿Quieres... más masa?
Albus negó con la cabeza. Scorpius lo miró directamente a los ojos, aquellos iris verde esmeralda que se le aparecían cada noche en sus sueños. A esa distancia Scorpius podía ver dentro de sus profundidades y de repente le dio un arranque de valentía que no había sentido nunca en su vida con esa intensidad.
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La guerra de los Black
FanficLos Black llevan tiempo separados, en una guerra no declarada abiertamente; silenciosa. Todos tienen su bando escogido, liderados por la familia Potter y Malfoy, Y todo debido a un error del pasado. Gracias a esto, los jóvenes herederos de las famil...