Capítulo 8: El collar de ópalo

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— Hola, ¿qué haces?

Harry se sentó al lado de Draco, quien tenía varios libros abiertos.

— Potter, estas violando las reglas 1, 2 y 4... — Dijo Draco sin despegar la vista de uno de los libros

— Vamos, las reglas son estúpidas. Te dije que te iba a demostrar que tenía razón, para eso tienes que dejarme acercarme a ti.

— Mmm... Lo que sea — Respondió Draco concentrado en un libro

— Ya, enserio, ¿qué haces?

— Trato de rastrear la nota que nos mandaron, pero no encuentro cómo rastrearla por vía búho y si los elfos son los que las dejan en los dormitorios de Slytherin, no hay forma de rastrear su magia, al menos con magia blanca...

— ¿Y... qué hay de la magia oscura? — Preguntó Harry con fingida indiferencia

Pero Draco no cayó y se giró para mirarlo con los ojos entrecerrados.

— ¿Crees que si fuera a utilizar magia negra te lo diría?

— Solo quiero solucionar esto también, a mí también me encerraron junto contigo. Tuvimos que abrazarnos – Harry hizo una mueca de asco – ...No es que fuera tan malo, ya sabes, ahora que somos amigos...

— No lo somos — Dijo Draco sin despegar sus ojos del libro

— ...pero incluso así es un poco... inapropiado.

— ¿Me vas a ayudar o no, Potter? — Dijo Draco alzando la vista del libro exasperado

— Por supuesto.

— Pues te tengo tu primera misión...

— Está bien

— Tienes que tomarla con seriedad y compromiso...

— Lo haré

— Bien, la misión es: cállate y déjame pensar

Harry frunció el ceño, pero no dijo nada más, solo se quedó en silencio, si quería que confiara en él, necesitaba que dejara de odiarlo... al menos completamente.

— Draco...

— Dos minutos, eso fue rápido.

— No, espera, no puedes rastrear la magia de los elfos, pero puedes preguntarle cómo recibió la carta, podría decirnos el tipo de búho que lo trajo...

— Bravo, eres un detective, Potter, solo queda una cosa... ¿cómo carajos voy a hablar con los elfos?

— Yo puedo llevarte...

Draco lo miró con los ojos entrecerrados de nuevo.

— Primero, ¿por qué debería creerte? Segundo: ¿qué quieres a cambio? Tercero: ¿cómo sé que no me meterás en problemas? Cuarto: ¿por qué lo harías? Quinto: ¿Y si me...?

— Ya entendí, no confías en mí...

— No me has dado motivos para hacerlo

— Lo sé, pero quiero empezar a hacerlo

— Algo estas tramando, Potter...

— ¿Aceptas o no?

**********

— ¿Entonces fue usted el que entregó esta nota?

— Sí, señor Draco Malfoy

— ¿Cómo lo recibiste?

— Me lo dio personalmente una señorita

— Puede describirnos como lucía?

— Era una estudiante de Slytherin, rubia, alta y pálida, como usted señor.

— Acaba de describir a medio Slytherin –—Le susurró Harry a Draco

Draco rio por lo bajo y luego se dio cuenta de que por un momento parecieron amigos, eso no podía pasar.

— ¿Recuerda algo más? Algo que la identificara.

— Sí, señor Malfoy; sus ojos eran de color oscuro, muy oscuro, y llevaba puesto un collar de ópalo.

Draco frunció el ceño, no le gustaba lo que estaba oyendo.

— ¿Cómo lucía el collar?

— Tenía varios ópalos rodeados por adornos de plata y en el medio habían dos que colgaban.

— Eso es todo, gracias

— ¿Que pasó, Draco? ¿Sabes qué es, verdad?

Draco asintió.

— Es un collar maldito, lo vi una vez que fuimos a una tienda de artes oscur...

Draco volteó a mirar alarmado a Harry.

— Tranquilo, no diré nada.

Draco no le creyó completamente, pero solo decidió ignorarlo, era la palabra de Potter contra la suya.

— Bueno, decía que estaba maldito, que quien lo tocara moriría instantáneamente

— Ella lo estaba usando, eso significa que...

— ...era la creadora.

La guerra de los BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora