Capítulo 10: Walburga Black

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Draco y Harry aprovecharon las vacaciones de pascua para visitar a Walburga, a quien ellos llamaban abuela; ya que Druella (su abuela materna), Cygnus (su abuelo materno y hermano de Walburga) y Orión (Esposo de Walburga y primo de Cygnus) habían muerto hace tiempo, toda la familia consideraba a Walburga como la abuela. Sí, ellos tenían una familia muy rara e incestuosa.

— ...y el otro día Draco y yo estábamos leyendo un artículo muy interesante sobre objetos malditos y entonces recordamos que usted es poseedora y creadora de muchos de ellos...

— Estás en lo correcto Harry.

Walburga era una bruja todavía joven, su cabello era de un negro azabache, tenía rasgos angulares definidos, pómulos altos, nariz puntiaguda y penetrantes ojos negros, después de todo solo tenía 71 años, pero con Draco y Harry siempre era muy dulce, como una ancianita.

— Queríamos escuchar historias. ¿Cuáles fueron sus mejores creaciones?

— Oh, una vez cree una caja musical que dormía lentamente a quien escuchaba su música y... no volvían a levantarse, si me entienden chicos...

Draco y Harry pasaron una agradable pero improductiva tarde con su abuela, ella seguía hablando de creaciones terroríficas y asesinas, y de cómo las había hecho, pero nada del collar. Ellos siguieron escuchando hasta tarde, cuando ya se habían acabado el té dos veces.

— Ya está tarde, debemos irnos, nana — Draco

La cara de Walburga perdió su brillo, pero luego lució una sonrisa enigmática.

— Que mal... estaba guardando lo mejor para el final...

Harry y Draco compartieron una mirada cómplice. Walburga era muy feliz los pocos momentos que tenía al año con sus nietos, así que era lógico que hiciera ese tipo de cosas para conseguir un poco más del tiempo de Draco y Harry.

Ella solo los visitaba a veces e iba al baile de navidad (que se intercalaban los Malfoy y los Potter como anfitriones) todos los años, y ninguno de los dos lados Black iba a su casa mucho al año juntos, solo para su cumpleaños, año nuevo y el aniversario de la muerte de Orión, Druella y Cygnus, para evitar tener que actuar como familia amorosa que no eran, ya que Walburga no sabía nada de la división de su familia, le rompería el corazón, y si se presentaran solo algunos ella insistiría hasta que terminaran todos ahí.

— Bueno... supongo que tenemos un poco más de tiempo, ¿verdad Draco? – El aludido asintió sonriendo — No nos perderíamos para nada la historia de su mejor creación, nana.

— Es un collar, de ópalos, su abuelo me lo regaló en Hogwarts cuando me cortejaba, yo lo transforme en un arma...

"Como buena Black que es" pensó Draco

— Cualquiera que lo toque... morirá al instante — Dijo con un velo de misterio

Draco y Harry fingieron sorprenderse.

— Ya sé, ya sé... Aunque no es la mejor de mis creaciones (ya les he contado de unas especialmente violentas), es la muerte escondida en la belleza lo que la hace única... Ese fue uno de los más complicados que hice. ¿La clave?... Sangre... de mago, de elfo, de dragón, de muggle, de basilisco...

— ¡¿De basilisco?!

— Sí, Draco, de basilisco, y muchas otras variedades, con la sangre, hechizos y muchas pociones ilegales, finalmente en mi último año de Hogwarts logré perfeccionar mi formula y conseguí el collar...

— ¿Y cómo hacía para tocarlo?

— Yo era inmune al hechizo, Harry, así como el elfo, el dragón, el muggle y todo de lo que saque sangre para ponerla en la poción, junto con la mía.

— Tiene usted razón, nana, esta es la mejor de sus creaciones, pero solo usted puede tocarlo? ¿Hay alguna forma de romper el hechizo?

— Captaste mi debilidad Draco querido, tengo unos nietos tan inteligentes. Sí, había un problema con el collar, que se podía romper la maldición para una sola persona, para que pudiera tocarlo, lo único que tenía que hacer... Y les estoy compartiendo este secreto así que espero no salga de aquí...

Draco y Harry negaron enérgicamente.

— ...era bañarlo con su sangre a la luz de la luna llena, junto con un conjuro oscuro, debido a que el punto débil de mi poción era sangre de hombre lobo.

— ¿A quien más se lo has contado, nana?

— Solo a mis hijos y a las de Druella.

— Y qué pasó con el collar?

— Me lo robaron, nunca supe quién fue...

Walburga dejó el té en la mesita y miró a Harry y a Draco.

— Bueno... — Dijo en un suspiro triste — Tienen que irse, no quiero que se metan en problemas porque los retuve... Los quiero mucho, chicos

— Adiós, nana — Dijeron al unísono Draco y Harry

Walburga les dio un beso en la cabeza a cada uno y los despidió en la puerta.

— Olvidaba lo bien que se sentía hablar con nana...

— Sí, ¿verdad?... A mí me dio el beso primero – Dijo Draco y le saco la lengua infantilmente a Harry, quien le devolvió el gesto 

La guerra de los BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora