Epílogo: Familia

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9 años después...

— ¿Quieres irte ya a casa?

— No, quedemos un rato más, Draco. La vista es hermosa...

Draco lo abrazó por detrás. Él sabía que una que otra persona los miraba mal, pero no le importaba. Se acercó a su oído y le susurró.

— Sí, es hermosa, me inspira a hacerte cosas que no voy a decir en público...

— ¿Ves eso? ¿Esas nubes grises? Creo que va a llover, deberíamos irnos a casa.

Dicho eso, Harry tomó a Draco de la mano y se lo llevó casi corriendo por las calles.

— Harry, detente — Dijo Draco riendo

Doblaron la esquina en una calle solitaria.

— No, quiero llegar a casa lo más rápido posible...

— Harry, enserio, detente

Harry lo hizo y se volteó a ver a Draco que estaba ceñudo.

Lumos — Susurró Draco

— Draco, ¿estás loco? ¿Qué estas haciendo? Sabes que no puedes...

Harry había seguido a Draco dentro de un callejón y vio a un pequeño niño acurrucado en la acera.

— ...hacer magia.

El niño estaba con los ojos cerrados y la cabeza gacha, parecía dormido.

— Hola — Saludó Draco

El niño se levantó asustado y los observo con el miedo impregnado en su mirada. Era idéntico a Draco, tenía el pelo platino y los ojos grises.

— Tranquilo... tranquilo, no te haremos nada. Lo prometo... ¿dónde están tus padres? — Draco

El niño solo negó con la cabeza. Lo tomaron como que no tenía padres.

— ¿Tienes hambre? — Preguntó Harry

El niño asintió ligeramente.

— ¿Por qué no vienes con nosotros y te damos un poco de comida? Te prometo que no te haremos nada y si después quieres volver, te dejaremos... — Draco

El niño se levantó, pero no se acercó.

— Si quieres podemos ir adelante y nos sigues a una distancia a la que te sientas seguro, ¿está bien? – Harry

El niño volvió a asentir lentamente. Draco le sonrió dulcemente y junto con Harry empezaron a caminar hacia su casa, mirando cada minuto que el niño los siguiera. Cuando llegaron le indicaron que entrara con ellos, él dudo unos segundos, pero finalmente entró.

El apartamento estaba bien decorado, era cálido y moderno, Draco ganaba una buena cantidad de dinero como curador de arte y Harry reparaba cosas muggles, ellos creían que él sabía de tecnología y calzado o ropa o lo que sea que les arreglara, pero a verdad solo utilizaba un Reparo.

Draco fue a la cocina, sacó unas empanadas de calabaza que habían hecho temprano y las calentó con magia sin que el niño viera. Se las pasó y Harry y Draco vieron, tristemente, como el niño, muerto de hambre, se las comía rápidamente.

— ¿Quieres más? — Preguntó Draco cuando acabó

El niño negó con la cabeza, pero es que Draco y Harry habían preparado muchas empanadas, fue sorprendente que se las comiera todas.

— ¿Todavía quieres irte... o quisieras bañarte primero?

El niño asintió.

— Te acompaño, ven conmigo

Draco lo acompaño al baño y llenó la bañera con agua tibia, iba a salir, pero el niño empezó a negar con la cabeza.

— ¿No quieres que me vaya?

El niño volvió a negar con la cabeza, entonces Draco se sentó en una de las butacas del baño y miro hacia otro lado mientras el niño se desvestía y se metía a la bañera. Harry llegó después.

— Tengo el cuarto de invitados listo, pregúntale si quiere quedarse por esta noche — Dijo Harry con una sonrisa suave y salió de ahí

— Si te quieres ir, está bien... pero mi esposo y yo supusimos que te querías quedar un poco más, así que te preparamos una cama, para que duermas cómodo, ¿te gustaría quedarte por hoy?

El niño asintió tímidamente y Draco le sonrió.

— ¿Quieres salir ya? ¿Te puedo sacar?

El niño volvió a asentir, esta vez con más confianza. Draco lo envolvió en una toalla y lo llevó a la habitación de invitados. Harry llegó después con una de las camisas de Draco.

— Ponte esta, tu ropa está sucia, mañana la lavaremos...

El niño se colocó la camisa que le quedó gigante y se acostó observándolos todo el tiempo.

— ¿Puedo? – Preguntó Harry señalando las cobijas

El niño asintió y Harry lo arropo.

— Mañana, cuando te levantes, si seguimos dormidos, levántanos también, ¿de acuerdo?

El niño solo asintió, como había hecho todo el día. Harry y Draco le dieron las buenas noches y salieron a la sala. Se sentaron y se quedaron en silencio un rato.

— Llevamos...

— No podemos...

Los dos hablaron al mismo tiempo y rieron, recordando cuando una vez en aquel invernadero de Hogwarts hicieron lo mismo.

— No podemos dejarlo de nuevo en la calle — Dijo Harry — No sé si estemos listos para ser padres, pero... no me lo puedo imaginar de nuevo en aquel callejón.

— Llevamos casados cinco años, creo que... tal vez deberíamos intentar cuidar de él un par de días y si no logramos que se sienta cómodo podemos llevarlo a una de esas casas donde tienen niños.

— ¿Crees que podríamos cuidarlo? Digo... tal vez estábamos destinados a hacerlo. Míralo, es una mini copia tuya

Draco rio.

— Lo sé, es demasiado extraño que lo encontráramos precisamente nosotros... Quiero intentarlo, Harry.

— Yo también... si es contigo, Draco

— Pero sabes que no nos dejaran tener niños. Si los muggles lo ven, pensarán que lo robamos o algo así. Se lo llevaran.

— No podemos mantenerlo para siempre en el apartamento...

— Si alguien nos dice algo, podemos decirle que se lo estamos cuidando a una amiga y aplicarle un confundus...

— ¿Eso es siquiera legal?

— ¿Cuándo nos ha detenido la legalidad, mon amour? — Dijo Draco con una sonrisa traviesa

— Nunca, chérie

Al día siguiente, cuando el niño se despertó, ellos le preguntaron si se quería quedar y él... asintió.

La guerra de los BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora