Jaló las riendas del caballo y segundos después ya tenía dos o tres personas que estaban acercándose a él. No le agradaba mucho volver a casa, pero al menos esa noche dormiría más cómodo en una cama más amplia.
–Bienvenido a casa amo. –Cada que regresaba de la academia recibía el mismo saludo con una enorme sonrisa, sonrisa que ésta vez se veía un poco diferente.
–Gracias Beltrán, ¿está mi padre? –Bajó del caballo y entregó las riendas a un criado.
–En el estudio, tenemos visita muy importante joven. –No podía descifrar bien su mirada, tenía un toque de nostalgia y picardía. –Una que usted también estuvo esperando... -Eso le recordó al pelinegro taciturno que ya hacía casi un mes conoció. Aún no tenía idea del nombre o de su origen y mucho menos de sus objetivos.
–¡Pues preséntame! Puede que yo también debiera estar presente, ¿no se me olvidó verdad Beltrán? Hoy vine incluso un poco más tarde. –Empezaba a ponerse nervioso, con las obligaciones de la academia y sus deberes con su familia, sus horarios estaban hechos un lío, y aunque no fallaba nunca, el temor de olvidarse de alguna cita lo acechaba. Aunque era probable que su padre aún lo estuviera manteniendo al margen, al tener comentarios por parte de Beltrán le daba esperanzas.
–No, para nada mi niño, es un tema que debe tocar él mismo. ¿Por qué no va a la cocina un momento? Lady Rose ha estado preparando dulces desde muy temprano para recibirlo. –El pelivioleta suspiró resignado y se giró hacia la dirección que tomaría. –Espere mi niño, puede que me esté anticipando, pero dadas las condiciones... felicidades, tiene mucha suerte, estoy seguro de que no se decepcionará. –Agradeció casi sin entender por qué y no preguntó más porque dudaba que le fuera a dar alguna explicación extra.
Cruzó el patio principal y se detuvo un momento pensando en si debía acudir a su madre para saludarla y pedir respuestas. Sacudió la cabeza y decidió que lo mejor era evitarla un poco más, después de todo acababa de regresar a casa y quería sentirse cómodo. Se desvió un poco y pasó por la laguna de los cisnes, aún no era tan tarde, así que los colores del cielo aún no pintaban de rojo el agua. De todas maneras, era agradable. Se apoyó en un árbol, dispuesto a disfrutar un momento de la calma de lugar cuando escuchó unos gritos estruendosos seguidos por los ruidos de su bandada de cisnes. Sin darse cuenta, ya estaba corriendo hacia la fuente del sonido. Lo primero que logró ver fue una cabellera negra muy larga. Se detuvo a observar bien la imagen. Era una joven, a su edad ya había visto algunas a lo lejos y no se sintió atraído por ninguna. Esta, sin embargo, era diferente, se enfrentaba con valor a los cisnes, quienes jalaban piezas del vestido y del cabello. Una escena bastante cómica desde su punto de vista. Entonces reaccionó y corrió hacia la casita del lago para sacar algo de comida y atraer a los cisnes, liberando a la pelinegra.
–Lo lamento señorita, ¿se encuentra usted bien? –Sabía que la respuesta era obvia, pero sólo eso se le ocurrió decir.
–Yo... sí, gracias joven... estos animales, son tan hermosos, no me pude resistir a ellos y me acerqué sin previo aviso, no esperaba una reacción tan violenta. –Sacudía algunas plumas de su vestido y cabello, Mitoku no sabía si debía ayudar en la tarea.
–Los cisnes son violentos por naturaleza, así como los gansos, pueden arrancar dedos con facilidad. –La mirada aterradora de la joven le informó que había dicho algo indebido. –Debe tener más cuidado, aunque sea valiente y fuerte, siempre es bueno cuidarse, sobre todo si se tiene un rostro tan bello. –Volteó la cabeza, avergonzado, sólo quería calmarla un poco, pero la costumbre al tratar de esa forma a sus criadas lo traicionó. No mentía, pero no quería sonar tan alivianado, esa era la actitud de su amigo Denki, una que él detestaba mucho.
–Pues... gracias por el cumplido y sí, para las mujeres es importante mantener el rostro y cuerpo sin marcas, un buen matrimonio es lo único a lo que podemos aspirar. –Era fácil percibir la tristeza y la frustración en su voz.
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The Both of You
Teen FictionLa Duquesa Jiro dominada por sus temores hace pasar a su única hija como varón. Mitoku Jiro crecerá como un niño sin complicaciones hasta que los cambios empiecen a ser muy notorios. *Los personajes pertenecen a Khei Horikoshi *La portada fue editad...