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La casa estaba más activa que de costumbre, los arreglos para la gran fiesta no dejaban de llegar, los jóvenes llegaban desde muy temprano para limpiar y decorar el gran salón principal para el gran evento. Y por supuesto, las criadas estaban muy ocupadas complaciendo al mismo tiempo a su futura ama. La joven era un amor con todas y eso sólo las motivaba más a atenderla. Los postres no dejaban de hacerse y Lady Rose estaba más activa que nunca probando una y mil recetas con la duquesa para poder deleitar a los invitados.

–¡Para ya con el chocolate Rose! Desde que ha llegado mi futura nuera no han hecho nada más que llenarla de dulces. ¡El vestido no le entrará! Y una duquesa debe mantener siempre una buena presencia. –La joven gruñó ante la actitud tan seca de su ama, pero no debía ser por mucho, si su pequeño Mitoku había decidido comprometerse, entonces el matrimonio no podía estar muy lejos y su ascenso como duque tampoco. Pronto dejaría de recibir órdenes de ella.

–Sabe bien lady Jiro, que cuando el corazón está triste, lo único que puede ayudar es contentar el estómago. Además, la joven ha llorado tanto que debe haber perdido por lo menos cinco kilos con esa depresión, agradezca que se los esto recuperando para que no vean un esqueleto comprometerse con el futuro duque. –Las subordinadas de la cocina saltaron al instante para cubrir la boca de su jefa y disculparse en su nombre con la duquesa. –¡No me callen! Apuren a llevar la merienda de media tarde que ya lleva mucho tiempo tomando la siesta, una joven de su edad no debería dormir tanto tiempo.

–Hablas como una anciana cuando tienes sólo diez años más que ellos dos. –La rubia bufó y lanzó una mirada severa a la pelivioleta. –Lleven dos tajadas del pastel, subiré a despertarla yo misma, vendremos ambas a terminar de decidir el menú. –Rose ablandó la mirada y asintió sonriendo. Hizo un gesto con las manos y dos jóvenes se acercaron de inmediato a escoltar a la duquesa con las fuentes.

–No sea muy dura con la duquesa. Ha cambiado mucho su actitud desde el compromiso del joven, aunque no se le ha ido la tristeza.

–¿Y quién estaría feliz si supiera que su esposo ha tomado una querida Bertha? Pero ella misma lo buscó, sólo espero que Ana pueda volver pronto con un pequeño. –Aunque muchas aún tenían sus dudas sobre el paradero de la castaña, nadie podía hacerle cambiar de opinión a Lady Rose sobre el tema. Ya que el duque viajaba a menudo, ella esperaba que fuera a ver a Ana en alguna de sus casas a dónde debió llevarla para tener más privacidad. La descubrían a menudo tejiendo ropita para bebé y colchas abrigadoras, porque según sus cálculos, nacería en invierno.

–Claro... ¡Pero ahora debemos centrarnos en la crema del pastel! Ya trajimos las avellanas, hemos probado con fresas, frambuesas y hasta con plátanos, ¿con qué fruta le gustaría probar hoy mi lady? –La rubia pensó un momento.

–¡Duraznos! Usaremos la fruta favorita de la amita. –Las jóvenes sonrieron y corrieron a conseguir el último ingrediente solicitado.


Cuatro puntos a tres, la distancia era bastante corta, pero le estaba costando más de lo debido. Podía ser mucho más fuerte de lo que era antes, pero sin dudas, Mitoku era mucho más ágil y tenía un mejor manejo del florete. Un punto más y terminó ganando el pelivioleta. Midoriya suspiró aliviado, el siguiente duelo era contra Kaminari y a ese punto era irrelevante que ganara o perdiera. Sólo se presentaría a terminar el duelo lo más pronto posible, pues no soportaba sus brazos, con la ira del día anterior se había lastimado mucho los bíceps.

Ni siquiera salió del área, lo esperó tranquilo flexionando un poco sus articulaciones. El rubio sonrió e hizo el saludo respectivo. Duró más de lo que hubiese querido, pero menos de lo que habían durado los duelos anteriores. Sus compañeros se veían bastante decepcionados por el desempeño de ese último duelo, pero daba igual, el verdadero reto vendría pronto, después de que se anunciaran a los ganadores.

The Both of YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora