–Con calma mi vida, no te levantes así de rápido. –Acariciaba la cabellera de su esposa tratando de recostarla de nuevo.
–¿Dónde está Mitoku? –Apenas recobró un poco de consciencia, buscó a su pequeña hija, temiendo que su gran mentira hubiese sido descubierta.
–Con sus amiguitos, puse todo en orden y te traje a descansar yo mismo. Mitoku, no quiso que se le cantara si tú no estabas, así que la fiesta se ha alargado un poco más. Nadie se ha quejado. –Sonreía aliviado al ver a su esposa despierta. No era común en ella desvanecerse, era una mujer muy fuerte y estaba seguro que se alimentaba de la mejor forma, pues él mismo se encargaba de destinar un buen presupuesto a la cocina y confiaba en las habilidades de Lady Rose para llevar a la mesa recetas tanto nutritivas como deliciosas.
–Claro que no, a los chicos les gusta jugar, el momento del pastel es el más esperado y el más triste porque luego viene la despedida. –Estaba aliviada, la expresión de su marido significaba que el secreto no se había descubierto.
Siempre fue buena controlando cualquier broma de mal gusto, como que el hijo del duque era bastante femenino porque lograba hacer trazos más suaves y continuos cuando pintaba, porque se le acercaban con más facilidad los animales o por la forma en la que tocaba los instrumentos. Sin embargo, ésta vez no era un comentario desatinado ni malicioso, era la percepción de un niño pequeño que no estaba equivocado. ¿Cómo había logrado notarlo? Era un misterio, pero debía asegurarse de arreglar el malentendido o alejarlo de su pequeño.
Mika: En cuanto al hijo del Marqués... -Vio negar a su marido y supo que debía callar de inmediato. Tal vez no debería encargarse ella de nada, con la incoherencia que soltó en pleno salón, su marido de seguro había enfurecido y se había encargado el mismo de poner una restricción a la familia.
–No te preocupes, aceptó jugar con Mitoku de inmediato. Le dije a nuestro niño que estabas muy cansada por los preparativos de la fiesta para que no se preocupara y así fue, tomó al pequeño del brazo y éste se dejó llevar. –Sonreía complacido. No sabía si debía mencionarlo o no, pero ya que fue una situación en público, tal vez debía hacer un comentario, para que su esposa no sospechara que le había dolido escuchar los halagos del pequeño a su hijo como si fuera una niña. Definitivamente habrían sido una linda pareja si fuera una mujercita. Vio el rostro desencajado de su esposa y decidió hablar. –Sabes, el pequeño Denki es muy ocurrente. No lo escuchaste porque colapsaste en ese momento, pero dijo que nuestro Mitoku era una niña muy linda, la más linda que había visto, hasta pidió compromiso de inmediato. –Soltó una risotada al recordar la cara que puso su amigo al escuchar a su hijo. Se había cobrado el fastidio de hace apenas unos momentos con creces.
–Oh... -No era lo que esperaba, pero igual estaba aliviada. –no sabía eso, me habría gustado presenciarlo. –Era una gran cosa que su marido no supiera que ese fue el motivo de su desmayo. –Sé que debe ser duro para ti, probablemente ese compromiso te habría alegrado mucho. –A pesar de mantener la serenidad necesaria para mantener la voz tranquila, sus manos no dejaban de temblar debajo de las cobijas.
–Es verdad, es una pena que todos sean niños. Aunque tal vez... -Se acercó hacia su esposa para depositar un beso suave en sus labios. –Podríamos intentar tener una niña... -La duquesa palideció, no es que no le gustara la idea de tener otro hijo, pero fuera varón o mujer, llegaría un momento en el que se cuestionarían el por qué no se bañan juntos los hermanos y fuera mujer o fuera varón, Mitoku vería lo similar o diferente que era respectivamente al ver a su hermano.
–No lo puedo creer, mi querido esposo queriendo decidir sobre la vida de un ser que ni siquiera existe. Me niego. Si nace varón estarás triste y si nace mujer y se enamora de otra persona, ella lo estará. –Sonó tan convincente como esperaba, cinco años mintiendo la convertían en una máquina de buscar excusas y salidas rápidas de situaciones incómodas.
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The Both of You
Novela JuvenilLa Duquesa Jiro dominada por sus temores hace pasar a su única hija como varón. Mitoku Jiro crecerá como un niño sin complicaciones hasta que los cambios empiecen a ser muy notorios. *Los personajes pertenecen a Khei Horikoshi *La portada fue editad...