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Minutos después llegaron a la casa. Toni aparcó y salió el primero del coche para abrir la puerta de la casa y entrar. Carlo se quedó en el coche viendo como la puerta de casa se había cerrado. Suspiró con frustración mientras abría su móvil y escribía a Valentín.

< Esta decepcionado.
La he cagado bastante 🤡>

Apagó el móvil y se quedó por unos segundos mirando el porche de la casa con la luz de este encendida. Probablemente él estaría bastante cabreado, así que se tomó su tiempo para intentar pensar en la situación mientras estaba dentro del coche

< ¿Necesitas ayuda con algo, señor Carlo? >

Le escribió este de vuelta

El rubio cenizo miró el mensaje y suspiró

< No creo que nada pueda arreglar esta situación... >

Se apoyó en la ventana suavemente.

< Ojalá le pudiera decir todo, así trabajaríamos en equipo, pero supongo que la Jefa no quiere más gente implicada, ya que su mafia podría peligrar. Pero realmente me pone en apuro está situación. No quiero mentir a mi hermano. Ya tiene suficiente con arreglar mis niñerías >

< Será cuestión de tiempo >

Cuando el otro levantó su mirada del movil, pudo ver como Toni estaba justamente al lado del coche esperándolo mirándolo fijamente.

Carlo brincó del susto haciendo que su móvil se cayera debajo del asiento. Lo recogió mientras aguantaba con una mano su pecho y salía lentamente.

—Te voy a poner un cascabel –dijo alterado por el susto que le había dado.

—Y yo te voy a poner un rastreador. ¿Vas a salir o te vas a quedar en el coche a dormir? –arqueó una ceja

—Ya salgo, ya salgo. –suspiró entrando en casa mientras el otro lo supervisaba– Tampoco tienes que ponerte así...

—A dormir. Dejate el móvil –comentó entrando en la habitación para cambiarse. Aunque simplemente se quitó lo que llevaba y se quedó con los calzoncillos y los calcetines puestos

—Aburrido... –susurró mientras se cambiaba la ropa, quitándose la que tenía y dejándose en camiseta grande y unos pantalones cortos. Se tumbó en la cama mientras suspiraba cansado.

—¿Perdón? –lo miró dejando la ropa en un lado de la cómoda

—Nada, nada. No he dicho nada. –levantó las manos con inocencia.

Toni se sentó en la cama para meterse en esta tapándose con la sábanas, soltando un gran suspiro. Carlo se quedó mirando al techo mientras respiraba en silencio cerrando los ojos.

—Lo siento. –susurró bajo. No le gustaba esa horrible tensión entre ellos– No estoy acostumbrado a estar así contigo, dejemos bien las cosas.

El rubio apartó su flequillo hacia un lado ya que al colocarse de lateral se le había movido, para así verlo bien.

—Sé sincero, dónde has estado.

Carlo jugó con sus dedos nervioso, evitando contacto visual.

—No puedo decírtelo... –apretó sus labios con impotencia– Pero algún día lo sabrás

—¿Qué? –repondió abriendo sus ojos más de lo normal

—No... No insistas con eso. –pidió desviando su mirada– Te lo contaré pronto, ¿bien?

—Encima... O sea que encima me estás ocultando cosas –negó con la cabeza lentamente para después girarse y darle la espalda

Carlo simplemente se mantuvo callado viendo su espalda. Entendía su enfado, él se hubiera puesto peor si estuvieran invertidos. Simplemente no podía hacer nada. Estaba acorralado e hiciera lo que hiciera, Toni se sentiría dañado. Se tumbó suavemente mientras tambien le daba la espalda, sintiendo un enorme frío y vacío al que no estaba acostumbrado. No le gustaba estar así con su hermano, él era todo para él, y decepcionarlo le dolía mucho.

Nadie se mete con los Gambino [MarbellaVice] (Pausada Un Tiempo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora