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—Carlo... Tienes una obsesión –se cruzó de brazos enfrente suya.

—No... No la tengo. ¡No puedes decirme que tengo y que no! –se incorporó y fue hasta la puerta tratando de abrirla pero solo la forcejeó– ¿Por qué me encierras?

—Porque estás demasiado nervioso y tienes que calmarte, así que ya puedes ir haciendo pilates o algo para destensarte –se rió

—Ni puta gracia. –sacó su navaja, agarrándola con las dos manos, nervioso y ansioso– Sacame de aquí, ya.

—No lo voy a hacer. Sientate y relajate.

—No. Ábreme. –se acercó más, apuntando con su navaja al otro– No pienso estar en esta jodida habitación porque a ti te dé la gana.

—Solo es un rato coño, hasta que te relajes. –suspiró mirándolo fijamente– No me vas a convencer aunque me apuntes.

Carlo hizo un movimiento brusco para asustarle, pero a punto de clavarselo frenó y chasqueó los labios, apenas un centímetro de la navaja de Toni.

—Muy bien. –asintió amenazante y caminó hacia la puerta, empezando a clavar la navaja en la cerradura para abrirla.

—¡Eh! –frunció el ceño sacando nuevamente el taser para darle otra descarga

—¡A-Ah! –cayó al suelo por la fuerte descarga.

Cuando se cayó al suelo aprovechó para agarrar la navaja y guardarla en su bolsillo

—Esto me lo quedo yo

Carlo empezó a toser con fuerza mientras apoyaba sus manos en el suelo para incorporarse.

—Me cago... En tu puta tumba. –jadeó, enojado por estar ahí en contra de su voluntad. Se incorporó, y cuando cogió fuerza empezó a darle patadas a la puerta.

—Pero que no vas a poder romperla... Carlo, escuchame, de verdad. Solamente vas a poder resolver tu problema de esta forma

—Comeme la polla. –respondió cansado de dar patadas– No tengo ningún problema, estás sacando las cosas de contexto.

—Eso es lo que tú te crees. Cuanto más fuerces la puerta más tiempo te vas a quedar aquí –se apoyó en la pared

Carlo se acercó a Toni y lo agarró de la camisa, removiendolo y frunciendo el ceño.

—Vas.... Vas a abrir esa jodida puerta, para que podamos ir a vender nuestra mierda de mercancía o te juro, que voy a bajarme los putos pantalones y me voy a cagar en todo el maldito local y restregarlo por las paredes.

—Bueno –elevó sus hombros con indiferencia– El local también es tuyo, no es algo que me preocupe –le sonrió maliciosamente

—Me cago en dios, Toni. Es mi vida. –lo movió más fuerte agarrándolo del cuello de la camisa– ¡Yo no me meto en cuántas putas pastillas te tomas! Lo que yo tengo de ludópata lo tienes tú de drogadicto.

—Pero a mi no me afecta. Tampoco te afecta a ti –arqueó una ceja señalándolo con su dedo– En cambio, esta puta tontería afecta a ambos porque te gastas todo el dinero. Así que hasta que no te relajes no vas a salir de aquí.

—¡No! Me gasto mi dinero. Ni siquiera me gasté el dinero negro o el tuyo –le zarandeó más

—Pero sí que pretendías irte ahora una vez te diera la parte que te dije –rodó los ojos– Carlo, te conozco –le puso una mano en su hombro

—Posiblemente. –confirmó sin tapujos– Pero por qué me apetece quedarme un poco más. ¡Me divierte!

—Te estás volviendo loco. ¿No entiendes que me preocupas?

Nadie se mete con los Gambino [MarbellaVice] (Pausada Un Tiempo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora