26

695 120 88
                                    

Se vienen lloros, yo aviso.

------------------------------------------------------------

Carlo fue al gimnasio para poder desquitarse con eso. Y realmente funcionó. Su mente estuvo despejada y tranquila de nuevo. Sabía que estaba siendo un idiota, pero su pecho se abrumaba fácilmente. Tenía un orgullo fácil de romper. Sabía que Toni la mayoría de cosas que decía era de broma y no para hacerlo sentir mal, pero se sentía fácilmente humillado por todo lo que pasaba. Quizás estaba siendo muy niño, pero no quería escuchar cuando tenían este tipo de conversación.

Quizás para alguien de fuera se veía como un simple niño tapando sus oídos tratando de bloquear la realidad, pero habían veces que simplemente quería omitirlo todo.

Quizás fue que su padre lo humillaba más que a Toni, aunque no se podía quejar, Toni siempre recibía más los golpes. Da igual cuántas veces provocase al padre para que le golpease a él en vez de a Toni, que siempre iba a por él. Quizás porque era el mayor. Pero su padre lo humillaba una y otra vez y desde esos momentos su orgullo simplemente se hizo frágil.

Necesitaba dinero, fuerza, poder... Sin eso, no podía ser más que un tipo patético. Un patético pelele sin nada. Compensaba su auto infravaloración con dinero, con respeto, si no, simplemente era un muñeco vacío.

Estaba cansado de actuar siempre con violencia, pero desde niño era su método de defensa. Quería disculparse con Toni, realmente no quería dañarlo pero...

—Mi orgullo me permite dañarlo, pero no me permite disculparme... –dijo bajito mientras miraba al teléfono con impotencia. Odiaba no tener valor suficiente para disculparse. Cuando iba a hacerlo sentía un fuerte dolor en el pecho, como si la otra persona se burlara de él, o si fuera fácil pisarlo. Quería llorar. Pero eso sería débil. Y prometió jamás hacerlo hace muchos años.

Tragó su nudo de la garganta y guardó su móvil para ir al casino a despejarse un rato.

[...]

Pasaron horas y horas y el teléfono de Toni sonó, era Carlo.

—Toniii~ –jadeó al otro lado del teléfono. Se oían sirenas de policía, y disparos– Toni estoy en el casino, sácame de aquí por favor.

Su voz sonaba desesperada y temblorosa

—Por favor, por favor sacame de aquí, la he liado, ¡la he liado mucho!... ¡AH! –gritó– Por favor, por favor, me van a detener. –su tono era cada vez más desesperado y con más miedo

—Hay... Una mafia disparándose con policías. La he liado un montón.

Carlo estaba debajo de una de las mesas de Blackjack, mientras el sonido de disparos no paraba de escucharse

Toni se despertó de repente por el sonido del telefono. Se había quedado durmiendo por la simple pesadez de la situación. Cogió el teléfono medio adormilado.

—¿Eh...? De qué hablas... –bostezó

—¡AH!

Una bala pasó muy cerca y de la impresión soltó el móvil y se deslizó lejos de ahí. Se tiró a por el móvil y lo consiguió coger para volver a su sitio, agachado con sus piernas en su pecho y su cabeza hacia abajo.

—¡Lo perdí todo! No tenía otra opción, le robé a un tipo del bolsillo. –jadeó desesperado– Sacó la pistola y se puso a dispararme pero la policía vino y ahora están disparándose mutuamente. Ah... Espera.

El silencio reinó, los policías habían neutralizado a los dos de las armas. Pero uno se acercó y arrestó a Carlo.

—¡No! ¡Por qué me arresta! Yo no hice nada.

Nadie se mete con los Gambino [MarbellaVice] (Pausada Un Tiempo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora