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Ni siquiera Toni había terminado la frase, y Carlo tenía a alguien inconsciente agarrado de su chaqueta, con el cuerpo colgando y una moto a su lado.

—Ehm... ¿Te sirve?

—Ah... ¿Supongo? –se quedó paralizado al ver la rapidez y eficacia de su hermano.

Se acercó hasta ambos y lo primero que hizo fue darle un empujón a aquel hombre que Carlo tenía sujeto que cayó instantáneamente estando ya inconsciente al suelo. Pasó su pierna por encima de la moto y se subió en esta, la suerte de que estaba con las llaves puestas y no se habían caído al suelo le provocó una leve sonrisa.

—Venga, monta. Lo siento si querías que fuera tu mejor amigo, me miró mal –soltó una leve risa.

—No parecía que le gustasen las fiestas así que no será problema. –le robó el dinero de la billetera y se la tiró en la cara al inconsciente. Se subió con su hermano y lo agarró con fuerza– Cuando quieras, fiera.

—Agarrate de donde quieras menos de mis nalgas a poder ser, muchas gracias –y tras ese comentario comenzó a manejar la moto carretera hacia delante observando las tiendas que de vez en cuando aparecían por ambos lados.

—Cuando veas una avisame –gritó para que el otro le escuchara por la velocidad a la que iban.

Carlo lo agarró de la cintura mientras miraba fijamente las tiendas. Apenas podía verlo todo por la velocidad a la que iban, pero pudo distinguir algo.

—¿Y si cogemos algo de esa gasolinera? –la señaló. Era una típica gasolinera sin mucho más

—Puede servir, vamos a desayunar simplemente.

Tras su respuesta, desvió su trayectoria hacia la gasolinera y aparcó a un lado de esta. Se bajó de la moto y puso el soporte para que no se cayera.

—Bien, robamos o pagamos. Qué te apetece hoy.

—El tipo de antes tenía dinero. Yo antes lo apostaría en el casino, así quizás tendríamos más para comprar. –le enseñó los billetes con una sonrisa.

Toni suspiró colocando su mano en su frente negando varias veces la cabeza.

—No vamos a ir al casino... No podemos ir. Yo tengo el dinero de Valentín pero, no sé, me da pena, después de que nos sacó de allí –elevó sus hombros.

—Vamos a esperar a ver si tenemos más, si nos sobra un poco se lo devolvemos. –asintió varias veces como si fuera el perfecto plan maestro de un genio en potencia del Nobel.

—Bueno, pero tratemos primero de gastar el dinero ese que le robaste al tipo aguafiestas.

Caminó hacia el interior de la gasolinera, observando el lugar, viendo como un hombre (como normalmente suelen estar, de malhumor) se encontraba sentado en una silla observando su móvil. Toni no dijo nada, y simplemente miró hacia atrás viendo que su hermano lo estuviera siguiendo. Se adentró en un pasillo mirando los productos.

—¿Qué te apetece?

—¿Crema de afeitar? Sé que tengo la barba desigual pero tampoco es para tanto, Toni. –dijo rodando los ojos, pensando que le hablaba del producto que tenían enfrente.

—Ah –se giró a mirar el estante que estaba observando su hermano– No coño, mira. –tomó su muñeca para arrastrarlo al estante de enfrente.

Había multitud de productos industriales (y poco sanos) como donuts, galletas, bolsas de patatas, entre otros dulces, bollería y productos de snacks.

—No será lo mejor en cuanto a alimentación pero... Para salir del paso, nos quitará el hambre.

—Por mi de puta madre. –se relamió sus labios con una sonrisa– me estoy muriendo de hambre –agarró varias bolsas de patatas, Donuts y magdalenas.

Nadie se mete con los Gambino [MarbellaVice] (Pausada Un Tiempo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora