CAPÍTULO CUATRO - AHORA O NUNCA

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Eleora

24 horas antes...

«Mihail Maldito Mikhailov» tuve que salir queriendo pasar desaperciba por todas las personas en Scorpion y gracias a los dioses que el menor de los rusos estaba cerca que al verme no dudó en quitarse la chaqueta y ponerla sobre mis hombros y acompañarme hasta mi auto.

Su mirada afable transmite tranquilidad, sus gestos delicados e interés en saber que había pasado y excusando a su hermano me hizo dar cuenta lo diferentes que son. Su es cuerpo atlético, cabello negro, ojos azules grisáceos y sus gestos de bondad son solo algunas de las características que lo hacen ver diferente a su hermano.

Abordé el vehículo acompañada de Dante quien me esperaba afuera y cuando me vio reparó mi imagen frunciendo el ceño desaprobando con su mirada mi estado poco recatado. Condujo hasta el hotel sin dirigirme palabras y es que Dante siempre ha sido así, discreto y eficaz. Es un hombre atlético de cabello rubio y ojos verdes, es bastante atractivo «No como él», pero atractivo.

Nos estacionamos frente al hotel Stellar donde me esperan las chicas que viajaron hasta Las Vegas al decirle que estaba aquí. Subo al ascensor acompañada de los escoltas y entro a la suite donde observo una castaña saltar sobre la cama.

— ¿Qué te pasó? — Ellie se levanta del sillón y mira mi aspecto — Era un Armani y lo volviste mierda — comenta tocando el borde del vestido.

—Una fiera me vino encima— camino hacia el baño— ¿Cómo estuvo el vuelo? — cuestiono intentando esquivar la conversación.

Las chicas viven en Seattle, Ellie Golden es diseñadora de moda y es hija del Ministro de Defensa de los Estados Unidos mientras que Brooke Fisher es una modelo de editorial hija del icono de la moda Olivia Fisher. Nos conocimos en la academia siendo unas simples adolescentes. Ellas saben todo de mi vida y el hecho de que me sean leal es más que suficiente para tenerlas en mi vida.

— ¿Cómo que una fiera? — Brooke se acerca.

La castaña de pelo corto hasta el mentón, cuerpo esbelto con curvas, ojos negros, labios gruesos y piel bronceada se para frente a mí observando mi aspecto.

—Miles de euros perdidos en una noche — camina hasta mi abrazándome —. Te extrañé— susurra.

—Yo también te extrañé — halo a Ellie por el brazo — y a ti también— la abrazo.

Son cinco años sin verla, el día que decidí volar a Italia fue el último día que las vi físicamente y el hecho de que todos estos años estuvieran alentándome y apoyándome durante todo mi entrenamiento en Asia fue de gran ayuda. Ya que sin mi padre y mi madre cerca contar con ellas hizo que todo fuera más agradable.

Cada maldito día llamo al investigador que pagué para averiguar sobre el paradero de mi madre, pero es como si la tierra se la tragó y pensar en que algo le pudo pasar me congela la sangre.

—Hueles a sexo — Brooke es la primera en soltarme y en hablar —, por más gel que uses puedo oler el sexo a kilómetros — Ellie me repara achicando los ojos—. Mi sexómetro está a reventar y nos vas a contar como tú vestido terminó así— rio.

—Denme un segundo para quitarme este trapo — camino hasta la maleta que aun esta sin desempacar — ¿Recuerdan el ruso que les hablé? — cuestiono.

—Lucas me envío una foto y el muy condenado está como los diose... — Brooke sujeta mi brazo haciendo que la mire — ¿No me digas que te lo tiraste? — asiento y sonríe— Eres la mujer más caliente y más perra que conozco porque para llevarte a la cama a semejante ejemplar de semental hay que ser muy diosa y no solo por lo bueno que está sino por lo de ser el líder de la mafia rusa— explica sonriendo.

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