CAPÍTULO ONCE- KÁRMICOS

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Mihail

La vida se ha encargado de devolverme todo el mal que he hecho, lo que acaba de pasar pone un antes y un después en mi vida, pero el cambio que está pasando en mi interior no está muy lejos de lo que siempre he hecho, apropiarme, poseer y aniquilar esto es lo que siempre he hecho pero que ahora tenga una verdadera razón para hacerlo hace que quiera disparar a cualquiera que se me ponga al frente con una barrabasada.

Verla a ella cocinando en una cocina que nunca se ha usado, disfrutando de lo que hacía vestida con mi pieza de ropa me hizo sentir una sensación de plenitud que tenía mucho que no sentía y la misma plenitud que tuve después de matar por primera vez a mis trece años.

Contemplarla devorar su plato mientras me observaba hizo que me encerrara en mi guarida en busca de una lectura que hacía años que no leía por ser un libro antiguo que recibí como obsequio de mi abuela, solo buscaba respuestas, una explicación a lo que siento por esa mujer de curvas provocadoras, que me hace nada bajo su toque y las encontré, encontré respuestas en el mundo kármico porque en el divino, terrenal o infernal donde yo resido no las encontraba.

Necesitaba entender esa extraña conexión que existe entre los dos, ese fuego y esas llamas que nos queman por dentro haciendo que nos cautiváramos como si desde antes de nacer ya estábamos unidos y encontré respuesta a lo que somos cuando estamos juntos.

Según esa lectura somos llamas gemelas, llamas que nacieron juntas que representa un mismo espíritu de vida en tiempo y forma, no hay una más grande que otra, son de un mismo tamaño que se dividieron para encarnar nuestro ser haciendo parte de nosotros desde el día en que nos concibieron, aportándonos energías complementarias. Yo su yin y ella mi yang, quemándonos por dentro porque al separarse esas llamas sembraron en nosotros una herida en cada alma haciendo que no nos consideremos completos por la falta de la otra llama.

Ella es mi llama gemela, la llama que tiene que estar unida a la mía para poder subsistir, su energía y la mía no pueden estar separadas porque una complementa a la otra y aunque pasen mil años nuestras almas seguirán encontrándose a través del tiempo quemando, hiriendo y matando todo para estar una pegada de la otra.

Pasé toda la noche leyendo buscando una respuesta a esto que me quema por dentro cada vez que me mira, que me habla y que me toca. Ella es mi complemento y regresar en la madrugada para abrazarla me lo confirmó, su energía se acopla a la mía como todo su cuerpo encaja en el mío haciéndonos uno por eso ahora mismo estoy haciendo todo lo posible para mantenerla con vida porque si quedó algo pendiente en nuestras vidas pasadas en esta tenemos que darle fin.

Saqué a Eleora de la clínica de Kentucky, estamos volando hacia la clínica de mi familia en Las Vegas, donde entrará a quirófano para operar las costillas sustituyendo las rotas por unas de titanio para volver a tenerla completa, soy posesivo, lo sé, aunque qué pasado esto me hace no querer que nadie la toque, que nadie la mire y que nadie la piense, no me importa si es hombre o mujer, pero nadie la tocará, es mía y a lo mío nadie le pone la mano.

Aterrizamos y los paramédicos de la clínica nos esperan en un helicóptero para trasladarnos a la clínica, subo cuando acomodan la camilla dejando a los intrusos en la pista de aterrizaje. Duramos treinta minutos en el aire hasta llegar a la clínica donde Bill nos espera.

Corren con ella hacia el ascensor mientras no me aparto de ella un segundo. Llegamos al pasillo de quirófanos donde sé que no me dejaran pasar.

—Mihail debes esperar afuera o ver desde arriba — Bill es el director de la clínica y no sabe de mi vida en el mundo criminal por lo que debo mantener un perfil bajo —, elegí a los mejores cirujanos todo saldrá bien.

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