CAPÍTULO VEINTIDÓS - RESURECCIÓN

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Damon

6 años atrás...

El día había llegado, el día de por fin usar el as bajo la manga después de veintiún años criándola, educándola, premiándola y llamándola hija había llegado indicándome que era hora de ejecutar el plan para lo que fue escogida.

Miro mi rostro en el espejo y luego el rostro del hombre que me dará la libertad que busco porque al igual que ella ansío la libertad más que cualquier otro.

Por veintiún años viví preso del deseo de poseer a esa hermosa criatura, que a través de los años se iba convirtiendo en un hermoso espécimen de curvas provocadoras, ojos mágicos y voz hechicera que incluso a mí mismo me causaba efecto pero nunca tuve la oportunidad de disfrutarla porque me retenía pensando en que ya llegaría el momento para eso y que debía seguir el plan hasta el final aunque también siempre sentía los ojos de Gio acechándome en la distancia las pocas veces que estaba en casa como si fuera el cuidador de ella y no mi hombre de confianza.

Confianza que perdió el día que se atravesó en medio recibiendo el corte que le quitaría la vida a ella, años después descubrí que el muy canalla sabia del paradero del hijo de Bennet Monroe e incluso le enviaba su sueldo durante su adolescencia en la academia militar en Estados Unidos conociendo mi promesa de eliminar a todos los Monroe incluyendo al padre de Bennet que años más tarde lo quité del camino, pero tuve que aguantar para no quitar piezas del juego antes de tiempo.

Pero que Eleora viajará a Italia confesándome que desea tener más libertad, que quiere ser reconocida en ese mundo donde su padre es el rey, aunque eso le costara la vida me confirmó que el gran día para usar mi arma contra todos había llegado, porque no solo voy contra los Mikhailov sino también contra todos esos clanes que me rinden tributo, pero siempre halagando la magnitud de los rusos haciéndome parecer un títere comparado con ellos.

Pero ver con mis propios ojos la complicidad de mis dos objetivos a futuros en medio de mi jardín hace trece años me hizo llenar de alegría por saber que, así como el primogénito colocaba en la cabeza de mi hija una tiara así mismo colocaría en ella la corona de su clan años más tarde, porque para eso le perdoné la vida para usarla como arma contra los Mikhailov y contra todos.

Observo el aspecto de Damon Martinelli, si Damon porque yo ya dejé de serlo dándole mi rostro a él hace años luego que acabé mi búsqueda exhaustiva buscando a alguien con mis medidas y cada una de mis cualidades incluso el tamaño del pene por si algún inteligente intenta comprobar si el gran Damon realmente murió, su aspecto luce digno de la mafia italiana en uno de mis trajes hechos a la medida mientras marco el número de mi hija, suena raro llamarla así, pero es lo que es, es mi hija. No toma la llamada, pero me devuelve:

—Irán a recogerte en dos horas, te espero en casa — cuelgo.

No pierdo tiempo en saludos estúpidos y mucho menos cuando tengo que sacar a la loca de Isabella de la casa que desde que se enteró que Eleora estaba en Italia se ha empeñado en querer ir con ella confesándole que no es nuestra hija arruinando todo el plan.

— ¿Está seguro que no me pasará nada con esas personas? — pregunta el hombre.

—Vendrán a comprobar unos estupefacientes usted solo estará ahí sin decir nada, mis hombres se encargarán del resto — miento.

El hombre no sabe que va directo al matadero, ya envié a Gio con los demás a Venecia porque sé que Gio me conoce tanto que podría sospechar de mis siguientes movimientos si se queda en casa. Me visto con un traje idéntico al del hombre mientras espero que vengan por Isabella de una clínica psiquiátrica que la llevará directo a Australia su país favorito y mi hogar.

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