Eleora
Tener razones para vivir es lo que nos hace sacar fuerza de donde no la tenemos para enfrentar todos los sucesos que pasen en nuestra vida. Nunca tuve razones reales para vivir, toda mi vida fue una invención en la que me aferraba a cosas que no eran importantes, desgastándome y poniéndome en riesgo por cosas que no valían la pena.
Todos en la casa conversan agresivamente hasta ofendiéndose sin saber cómo proceder con el ataque hacia Damon Martinelli. No tienen información exacta de donde está y eso los hace frustrarse. Irina con sus contactos le ha seguido el rastro que dejó en Holanda con las cámaras de la ciudad, Lorenzo y Fabrizio entrenan junto a los vory para estar preparados y Mihail maldice no poder tener, aunque sea, un solo día en paz conmigo.
Se mueve de un lado a otro haciendo llamadas en diferentes idiomas, usando todo lo que tiene a su conveniencia para protegernos a la vez que pretende tener un enfrentamiento cara a cara con Damon Martinelli.
Golpea sus puños en la pared por las informaciones que le brindan, gruñe levantando una de sus cejas, ya que atiende lo que le dicen analizando la veracidad de los detalles que les brindan sus informantes y deja su frente pegada en la pared cuando no consigue la información que quiere.
Termina sus llamadas dejando su vista sobre mí, deja el celular en un aparador, desordena su cabello por la frustración, libera la tensión de su cuello soltando un gruñido que transforma inmediatamente su aspecto de cansada a fogoso, meneo mis ojos detallando como se adueña de la distancia, hunde sus rodillas en la cama, gatea hacia mí en tanto que me echo hacia atrás y desciende su cabeza hasta mi muslo para acariciarme con su frente.
—Quiero — susurra en una modulación cariñosa.
Me mira gritándome lo que quiere; «Quiere sexo bestial, brusco, bruto, duro, fuerte, hostil, salvaje, rudo, violento y cualquier otro adjetivo que describa como siempre me ha hecho el amor», yo también lo quiero, ya que anhelo que me demuestre la ferocidad de su amor convertido en goce a la vez que me divide a la mitad con los embastes de su pene.
Se saborea los labios haciéndome tragar saliva porque su simple acercamiento enciende mis ganas, por eso, aprieto mis piernas porque ansío lo mismo que él, asciende su cabeza hasta dejarla en medio de mis piernas y aspira mi vagina sobre la tela del vestido para luego erizar mi piel cuando exhala profundo.
—Aún estoy débil — digo por la sonrisa que ensancha cuando acaricio su cabello—, pero podemos hacer otra cosa...
Llevo mi mano a la boca cuando una arcada me remueve el estómago, se mueve rápido para buscar el bote de basura, vomito inclinada en la cama por el mareo que me invade, Mihail me alcanza el enjuague porque si de lavar mi boca se trata debo permanecer en el baño siempre ya que mi estómago no retiene nada.
— ¡Maldición! — exclamo cuando limpio mi boca con una toalla— Aún mi cuerpo no se adapta a estos órganos, ¿sabes quién fue el donador?
—No, pero según Macon tus hombres fueron quienes lo consiguieron, le hicieron todas las pruebas y cumplió con todos los requisitos para donar.
—Espero que no hayan matado a alguien dejando consternada a una familia.
—No deberías pensar en eso —dice regresando con su impertinencia sobre mis piernas —, cuando debes prestarle atención a otra cosa— expresa endureciendo la verga cuando la acaricia sobre el pantalón holgado.
La saliva se estanca en mi garganta porque la figura grotesca que tiene Chiquito endurecido siempre me genera alteración en el clítoris porque aun no comprendo como puede entrar en mi dándome placer cuando parece un arma que arrebataría vidas con una sola inserción, muerde su labio inferior descubriendo mi mirada.
ESTÁS LEYENDO
ÉXTASIS
ActionLibro 1. Sensaciones que queman. Tomar la posición de líder de la mafia italiana y el poder absoluto como cabeza del esqueleto de los clanes mafiosos del mundo fue fácil para ella porque Eleora Martinelli posee todas las armas para estar en ese pu...