EleoraSiento como mis músculos se tensan con cada flexión que hago de ejercicio, dejo que el dolor físico apague las voces en mi cabeza porque ahora mismo es la única manera que tengo para silenciarlas, observo mi cuerpo en el gran espejo del gimnasio personal subiendo las mancuernas, el sudor cubre mi cuerpo transpirando en desmedida y mis piernas amenazan con desplomarme al suelo cada vez que hago una sentadilla.
Estoy aprovechando el tiempo trabajando brazos y piernas a la vez porque debo estar preparada físicamente ya que el plan que está rondando en mi cabeza es una locura, pero si lo consigo llevar a ejecución exactamente como quiero obteniendo de esa forma lo que busco dejaré mi nombre en lo alto del mundo criminal.
Suelto las pesas tirándome al piso, llevo el energizante a mi boca y descanso cinco minutos. vuelvo a apretar la cola en mi cabeza y tomo las cuerdas para continuar con el bloque que sigue.
Veo como las chicas se acercan, pero no me detengo porque sé a lo que me enfrentaré y sé que no puedo entrar allí solo contando con las habilidades de los demás ya que una vez dentro cada quien debe encargarse de salir vivo de uno de los lugares más asegurado de Estados Unidos donde lo que iremos a tomar puede ser usado en nuestra contra.
Dejo las cuerdas para poner en mi cintura la banda elástica para ejercitar mi resistencia corriendo con ella manteniéndome firme en el suelo para que no me arrastre…
—No sabía que querías ser fisicoculturista — Brooke aparece con su atuendo deportivo —. ¿No te duelen los músculos? Ya llevas tres horas aquí.
—No —respondo entre jadeos.
Sigo en lo mío ignorando a todos a mi alrededor y las horas pasan dejándome exhausta sobre el piso frio del gimnasio. Debo mantener mi mente ocupada no solo por lo que viene sino también para no dejar que Mihail Maldito Mikhailov se meta en mi mente. Respiro profundo y cierro los ojos dejando que los músculos se relajen, pero sentir su presencia cerca de mi indicándome su obsesión conmigo me hace no querer verle la cara fingiendo estar dormida.
—Eleora — me llama — ¿Quiero saber por qué no me has cogido las llamadas desde ayer? —su voz entra por mis oídos incitándome a seguir fingiendo —No te hagas la dormida porque sé cuándo lo estás — siento como se sube sobre mis rodillas—. ¿Qué te tiene tan sumerja en el ejercicio? — vuelve a preguntar y sigo ignorándolo—Ahora no quieres hablar conmigo —sigue hablando, pero que empiece a levantar mi playera me hace abrir los ojos —. Cuéntame...
— ¿Qué quieres que te cuente? —pregunto intentando alejarme de él, pero sigue sentado sobre mis piernas.
—Lo que te ocurre — achina los ojos intentando buscar un rastro de algo —. Tuve que volar hasta acá porque no sabía nada de ti— confiesa con un brillo especial en sus ojos hipnotizándome.
—No debiste hacerlo porque tú y yo no somos nada — respondo esquivando su mirada —. Debiste quedarte resolviendo asuntos más importantes que yo— musito conteniendo mis ganas de querer atravesarle la garganta con una navaja.
—Tú eres mi asunto más importante — arregla los mechones de mi cabello —. Te siento algo diferente, extraña e incómoda y como si de verdad no te interesa saber de mí— susurra acariciando los lóbulos de mis orejas.
—No quiero saber de ti — afirmo uniendo mi mirada con la suya.
Se levanta dejando mi cuerpo libre, intento ponerme de pie, pero me duele todo porque quedé hecha polvo con siete horas de ejercicios.
—Necesitas ayuda — se agacha ofreciéndome la espalda —, sube— sugiere dedicándome una sonrisa.
Me acerco subiendo a su espalda, camina conmigo hasta la villa donde están los demás reunidos, nos reparan por unos segundos y se adentra conmigo en la habitación.
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ÉXTASIS
ActionLibro 1. Sensaciones que queman. Tomar la posición de líder de la mafia italiana y el poder absoluto como cabeza del esqueleto de los clanes mafiosos del mundo fue fácil para ella porque Eleora Martinelli posee todas las armas para estar en ese pu...