SUICIDA [Seven Kayne]

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~E C L I P S A~

El miedo que me dió cuando el avión despegó no se compara con ningún otro miedo que tuve en mi vida. Me dió tanto pánico que hasta podría decir que fue casi tan fuerte como uno de mis ataques. Agradezco muchísimo que Joa se haya sentado a mi lado y pudo tranquilizarme,sino no sé qué hubiera hecho. Seguramente me hubiera tirado del avión, y no exagero. Las siguientes dos horas de viaje las pasé escuchando música con Joa y sus auriculares, mientras que mi cabeza descansaba en su hombro y el apoyaba su cabeza en la mía. Uno de sus brazos me rodeaba para apegarme más a él, y nuestras manos estaban entrelazadas perfectamente, dándome la seguridad que necesitaba. En un momento mis párpados empezaron a pesarme de lo tranquila y relajada que estaba, al punto en el que no pude aguantar más, y me quedé profundamente dormida mientras veía el hermoso cielo por la ventana.

Joaquín:Clip...mi amor...despertate que ya llegamos— avisó en un susurro. Abrí mis ojos de a poco, y me encontré con su sonrisa algo enternecida.

Yo:¿Mm?. ¿Ya llegamos?.

Joaquín:Si, dormilona — bufé.

Yo:Estaba durmiendo re lindo y me venís a despertar— me quejé con un puchero, haciéndolo reír.

Joaquín:Ay, mi bebé hermosa tenía sueño y la desperté. Pobrecita — dijo en tono burlón.

Yo:Ah sos re gracioso, flaco. Vomita el payaso que te comiste— él se tentó, y yo me reí por eso.— ¿Dónde está el Ivo?.

Joaquín:Me parece que pidiéndole el Instagram a la mina que se sentó al lado.

Yo:Opa. ¿Se sentó con una vieja?.

Joaquín:Nee. Digamos que tiene 40 y pico y 2 Yates.

Yo:Alta Sugar mommy se mandó. Durmió la July.

Joaquín:Mal. Pero bueno, después pensamos en cómo hacer para que se reconcilien, ahora tenemos que bajar y esperar las valijas. Lo vemos adentro del aeropuerto.

Yo:Tengo hambre, me suenan las tripas. Si no como en 10 minutos me voy a desmayar y te juro que soy capaz de tirarme al piso y patalear— Él se rió.

Joaquín:Bueno, vamos a merendar algo. ¿Que querés comer?.

Yo:A vos.

Me di cuenta de lo que dije cuando ví su cara de sorpresa. Ay Dios, ¿Dónde están los atentados cuando los necesito?.

Yo:Ahre, joda.

Joaquín:Ah, menos mal— dijo con una sonrisa divertida, cosa que me tranquilizó un poco— Bueno, vamos a ver si encontramos alguna cafetería para comer algo.

Yo: Sí, mejor.

Estoy re incómoda, y se nota mucho. Bajamos del avión sin encontrar a mi primo, y entramos al aeropuerto en un silencio que por lo menos para mí es incómodo. No quería hablar porque me da vergüenza después de lo que le dije sin querer, y él está medio en su mundo. El lugar era enorme, lleno de gente y voces viniendo de todos lados que te invadian los oídos. Noté que Joa se había puesto la capucha del buzo y sus lentes oscuros, y ahora que sé más de él y de su vida aprendí que es por las dudas de que lo reconozcan. Buscamos con la mirada algún lugar para saciar los gruñidos de nuestros estómagos, y al mismo tiempo para encontrar al Ivo, que sigue desaparecido.
Una cafetería chiquita ambientada en un estilo ochentero nos recibió con un exquisito aroma a café recién preparado. Supimos que íbamos a comer ahí con tan solo ver la decoración hermosa, la música que sonaba de fondo, y la vidriera llena de tortas y cosas con chocolate que se me antojaron. Nos sentamos en una mesa media escondida con sillas estilo sillones junto con nuestras maletas, y pedimos los menús.