29

807 61 23
                                    








Los sonidos de los pájaros cantando y los rayos de sol en mis párpados me despertaron. Al abrir los ojos se me vino a la mente el sueño de anoche, y lo mal que la pasé. El ataque de pánico prematuro, y la llamada con Joa. El abrazo reconfortante y cálido que me dió, y su acogedor pecho que me hizo dormir completamente en paz.
A veces tengo la duda de si realmente ella puede meterse en mi cabeza y manipularme, hasta estando a miles de kilómetros de mí.

Un brazo en mi cintura me sacó de mis pensamientos, y unos besos en la parte de atrás de mi cabeza me provocaron una sonrisa. Me di la vuelta y enredé mis dedos en su pelo, y esos ojos claros hermosos pero aún medio dormidos me dieron ternura.

Yo: Es raro que el Ivo no haya entrado a las patadas a gritar o a interrumpir.

Joaquín: Cerré la puerta con llave, por eso — me reí — Buenos días, amor.

Yo:Buenos días, Azulcito.

Dejó besos en mi frente, haciendo que guarde este recuerdo en mi cabeza como si de un tatuaje en la piel se tratase.

Joaquín: ¿Cómo dormiste?. ¿Tuviste alguna otra pesadilla?.

Yo: No, dormí muy bien. Sos como un repelente de sueños feos.

Joaquín: Vas a tener que dormir conmigo todas las noches entonces.

Sonreí ante su tono pícaro.

Yo: ¿Qué vamos a hacer hoy?.

Joaquín: Primero que nada vamos a desayunar. Voy a pedir que nos traigan algo a la habitación para que no nos tengamos que separar.

Yo: Pero quiero ir al baño.

Joaquín: Voy con vos.

Yo: Pero quiero mear.

Joaquín: Me voy a dar la vuelta.

Yo: ¿Corte novio tóxico?.

El abrió los ojos y esbozó una sonrisa emocionada.

Joaquín: ¿Cómo me dijiste?.

Yo: ¿Novio tóxico?.

Joaquín: Decí lo primero otra vez.

Yo: Novio.

Joaquín: ¡Otra vez!.

Yo: ¡Novio!— respondí entre risas.

Joaquín: ¿Soy tu qué?.

Yo: Sos mi novio.

Unió sus labios con los míos en un inesperado beso. Dios, espero que Valeria no tenga razón.

En menos de 20 minutos el servicio a la habitación llegó, dejándonos un desayuno que se me antojó, pero dudo que vaya a terminar.

Joaquín: A ver, mi amor — acomodó la comida en la cama y se sentó a mi lado— Tenemos yogurt con frutas y avena para hacernos los fitness — reí. — Un cacho de torta de chocolate para los dos para ser unos gordos con diabetes, medialunas dulces porque sé que te encantan, huevos revueltos con tostadas, y dos cafés con leche.

Yo: Era desayunar, no alimentar a dos vacas.

Joaquín: Después de esto vamos a ser dos vacas. Rodando vamos a ir a la playa.

Yo: Vamos a bajar por el ascensor de carga.

Joaquín: Si es que pasamos por la puerta— los dos reímos. — Empezá con lo que quieras, lo que más te guste.

Miré el banquete servido entre las sábanas, sin tener la menor idea de qué elegir. Se ve todo rico, sin embargo no tengo mucha hambre. El terror de ir a la playa cuando tengo que estar en maya luego de comer, sabiendo que me voy a hinchar y me voy a ver más gorda me quita el apetito.

SUICIDA  [Seven Kayne] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora