Historia IX: Los chicos buenos.

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Stiles estaba en su pequeño paraíso.

Era viernes en la noche, y después de otra larga semana de drama supernatural (sin mencionar exámenes de historia y química), él estaba feliz de estar escuchando Demons tan fuerte como podía sin despertar a sus vecinos (su padre trabajaba, como de costumbre) mientras comía una pizza de pepperoni entera.

Momentos como este lo hacían sentirse como un adolescente. Un normal y corriente adolescente.

Era la oportunidad perfecta para relajarse y regenerarse, sin preocupaciones sobre hombres lobo o la escuela o ella. Lydia.

La chica de sus sueños. Su crush desde 3er grado. La que él nunca pudo sacar de su cabeza, no importaba cuanto lo intentara. Y sí que lo intentaba.

Que ellos compartieran un beso solo empeoró las cosas; a él no le importaba que fuera solo para detener su ataque de pánico.

Ahora él apenas podía controlarse cuando ella estaba cerca (lo cual era siempre, gracias al hecho de que no solo eran amigos si no que también eran parte de la manada).

Él tenía que detenerse. Tenía que dejar de pensar en ese sedoso cabello rubio rojizo, y en sus ojos verdes electricos, y en... ¿que estaba diciendo?

-Heyyy, ¡Stiles!

Stiles se sacudió en la cama por el susto, y la pizza casi cae al piso. Cuando su pulso volvió a la normalidad, se volteó hacía la puerta.

-¿Lydia? -Preguntó él, sus ojos se abrieron como platos.- ¿Que estas hacien... como entraste aquí?

-Dejaste la puerta sin llave... lo cual es algo estúpido con todos esos hombres lobo andando por ahí. -Ella trastabillo, hasta que la pared fue lo único de lo que podia aferrarse.

-¿Estas... estuviste bebiendo? -Le preguntó Stiles.

-¡Puedes apostar que si! ¡Danny tuvo una fiesta increible, debiste haber ido! -Dijo, como si se le trabaran las palabras.- ¡Habia luces lindas y bailes divertidos!

Stiles pasó sus dedos por su cabello, tomando una gran respiración.- Dios mio, estas terrible. -Susurró, reviendo sus opciones. ¿Dejarla conducir a casa? Jamas, a menos que él quisiera que ella condujera hasta un árbol. ¿Llevarla él a casa? Un poco mejor, salvo por el hecho de que él sabía que su mamá estaba en San Francisco con amigas durante la semana y no le gustaba la idea de dejarla sola.

Solo quedaba una opción: darle algo de tomar y comer, asegurarse de que descanse y de que tenga una severa resaca en la mañana.

-Lydia, ven. Sientate. Dejame ir a buscarte agua, ¿de acuerdo?

-Oki-doki, no tardes mucho.

Lydia le guiñó un ojo, dejandose caer en la cama de Stiles y sonriendo de oreja a oreja.

Stiles corrió escaleras abajo, maldiciendo en voz baja, asegurandose de servirle a Lydia un vaso de agua fria y en caso de que rechazara el agua, llevó una pequeña jarra de limonada.

-De acuerdo, cons... Santo Dios...

Stiles dejó caer la jarra de limonada directo al piso, al mismo tiempo que su mandíbula caía con ella.

Lydia se había sacado su blusa y ahora estaba "bailando" junto a la cama, rellenando su boca con pizza.

-¡Volviste! -Gritó ella.- ¡Baila conmigo!

-Ponte una camisa, Lydia. -Stiles trataba de desviar su vista hacia todas las direcciones posibles. Sin que sus ojos hicieran trampa. Vamos, Stiles. Penso él. Madura.

The hero and the banshee - Stydia (Teen Wolf)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora