Historia XXVII: Todo estará bien. (Cap. 1)

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Lydia abrió los ojos y se estiró con dificultad sobre su cama, le dolía todo el cuerpo. Miró hacia su mesita de noche, donde estaba su despertador: 6:58am. Se había despertado 2 minutos antes de que sonara.

Se levantó lentamente hasta el baño para verse en el espejo. Los ojos hinchados de una complicada noche de sueño. Su celular comenzó a sonar y volvió a su habitación para contestar.

-¿Hola?

-¡BEEP BEEP BEEP BEEP!

-¿Acaso te tragaste un despertador? -Dijo Lydia con una sonrisa.

-¡No! Solo me estoy asegurando de que no se te haga tarde para ir al trabajo, aparte me encanta escuchar tu voz de recién levantada. -Aseguró Stiles.

-¿Así que esto me espera todas las mañanas?

-Lamento decepcionarte. Lo siento, el deber llama, ¿hablamos luego?

-Claro que si, oficial Stilinski.

Stiles dejó escapar una risa antes de colgar el teléfono. Lydia dejó el celular sobre la cama y volvió al baño. Recién entonces sus verdes ojos reconocieron el daño de la noche anterior. Todo su brazo izquierdo estaba pintado con el negro y violeta de los moretones. Agradeció ser diestra en ese momento.

Luego de ducharse, se metio en un par de jeans negros, una camisa blanca y unas botas. Solo le tomó 5 minutos maquillarse antes de salir en su auto y dirigirse al trabajo: era la profesora de álgebra más joven de una universidad.

Por más de que ese día hiciera turno mañana y turno noche, le encantaba enseñar. Tenía pocos alumnos en la clase pero sabía que cada uno de los que ahora se sentaban frente a ella, eran tan fanáticos de la matemática como Lydia lo había sido en la secundaria. Y amaba estar rodeada de genios como ella.

El día pasó, tranquilamente. Habló con Stiles durante el almuerzo como se habían prometido. Él ahora trabajaba como sheriff en la estación de policía, el puesto que su padre había dejado en muy buenas manos.

Al final de la jornada, casi cerca de las 7pm, volvió a subirse a su auto y no tardó mucho en llegar a casa. Al aparcar el coche, reconoció un Porsche gris en la entrada: Jackson había llegado temprano hoy.

Genial.

Camino sin apuro hasta la puerta y entró.

-Buenas noches. -Dijo sabiendo que él la escucharía.

-Al fin. Trabajo como un maldito diablo todo el día, vengo a la casa de mi novia esperando una cena decente y me encuentro con una casa vacía y sin comida.

Jackson había vuelto hacia ya dos años. Buscó a Lydia prometiéndole que había cambiado para mejor, que la amaba y que no quería estar lejos de ella. La convenció con acciones, los primeros meses habían sido maravillosos.

Luego perdió su trabajo, y después otro y otro. Lo que lo llevó a sentirse un perdedor y nada comparado con la mujer que tenia al lado, una profesora prestigiosa. Comenzó a sentirse inferior, ¿y como lo ocultaba? Bebiendo.

Pasaba la mayoría de las tardes o noches en un bar y de allí se iba a la casa de Lydia para demostrar su poder sobre ella. Hacía unas semanas había conseguido empleo en un centro de atención al cliente, pero no hizo que dejara de beber.

Lydia no dejaba que nadie supiera lo que pasaba, ni Allison, ni Scott y mucho menos Stiles. Sabía que las cosas saldrían mal si lo hacía, Jackson ya se lo había dicho. Pero podía soportarlo, solo debía ocultar las cicatrices y moretones.

-Lo siento, tuve un día largo hoy, sabias que trabajaba doble turno. Déjame cocinarte algo. -Dijo dejando su cartera sobre el mueble junto a la puerta.

The hero and the banshee - Stydia (Teen Wolf)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora